Silencio preocupante

Manuel Castro M.

El presidente Correa la semana anterior ante un grupo de maestros, le instó para que su sistema de educación sea “política”. Es decir marxista como en Cuba, chavista en Venezuela y así por el estilo. Su orden es el fin de la educación libre. Los peronistas decían: “Al enemigo ni justicia”. Lo preocupante es que el presidente electo no ha tendido la mano para ofrecer la libertad de educación, o tal vez con su silencio es que está plenamente de acuerdo.


René Ramírez, director nacional de Educación Superior, afirma: “Hemos propuesto sin demagogias, en la agenda de largo plazo, llegar a una matrícula de un millón de alumnos en el 2021”. Finalmente asevera que: “Mi aporte a la revolución ciudadana y al país será desde la sociedad civil, desde la academia y sin duda desde la militancia. Es necesario volver la mirada sobre procesos formativos e ideológicos de movimientos populares”.


Lo que está claro es que existe un proyecto a largo plazo, desde adoctrinar a los niños y someter a los universitarios. Y por cierto que es demagógico y abusivo aquello de fomentar los procesos formativos e “ideológicos” de movimientos populares.


Claro que se olvidan del artículo 29 de la Constitución de la República del Ecuador, que dice: “El Estado garantizará la libertad de enseñanza. La libertad de cátedra en la educación superior, y el derecho de las personas de aprender su propia lengua y ámbito cultural.- Las madres y padres o sus representantes tendrán la libertad de escoger para sus hijas e hijos el tipo de educación acorde con sus principios, creencias y opciones pedagógicas”.


Es necesario, pues, detener esta avalancha educativa ideológica. Aunque pocos se preocupan de la educación, que es el arma poderosa para salir del subdesarrollo.