Viene lo peor

Ayer cerramos el día con casi 3.500 casos, y más de 100 muertos por el coronavirus, lo cual ha colapsado el sistema de salud pública de Ecuador, y nos ha llenado de dudas y pánico, al ver como en Guayaquil cientos de cadáveres entran en putrefacción sin ser levantados por la ineficacia de los protocolos.

Sin embargo, lo peor no ha venido aún. De acuerdo con varias proyecciones basadas en modelos matemáticos como la regresión lineal simple y múltiple, el pico estaría al final de abril y el inicio de mayo, con estimaciones entre 11 mil y 40 mil casos, lo que sería desastre nacional.

Preocupa que la capacidad instalada de las unidades de cuidado intensivo de los hospitales públicos ya esté colapsada, cuando la curva empieza a crecer. No entiendo como no se pudo incrementar esta capacidad, a pesar de que ya veíamos que la pandemia era inevitable. Tuvimos la ventaja de dos meses y no hicimos nada. Eso es incapacidad, insensibilidad e incompetencia para entender la real gravedad del problema.

Las variables de riesgo para pronosticar son el factor de exposición y la probabilidad de contagio. Si salimos nos exponemos y por lo tanto aumentamos el riesgo del contagio. De ahí que las ciudades que no respetaron la cuarentena y siguieron de forma normal su actividad, tienen el mayor caso de contagios. La solución es simple: No salir de casa.

Pero el Gobierno tiene la mayor responsabilidad, ya que administra la salud pública y la seguridad. No reacciona y cuando lo hace, lo hace mal. Los alcaldes hacen lo que está a su alcance y muchos tienen buenos resultados.

La cuarentena merece cerrar todo, incluido comisariatos y restaurantes. Penosamente solo cuando nos estemos ahogando en una vereda rogando por un respirador artificial, entenderemos.

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