El ‘sanador’ socialista

El Presidente de la no República electo por el Consejo Nacional Electoral en sus intervenciones parece un “sanador” más que un estadista, pues recurre a nuestra magia tradicional: pronto todo se solucionará, el “otro” es el que le hace el mal, pero más temprano que tarde llegarán las casas gratis, el aumento de los montos de los bonos; a esto suma su socialismo del siglo XXI: la patria grande tiene todas las soluciones (el progreso de Venezuela, Nicaragua, Cuba, Bolivia, son los ejemplos), todos somos iguales, las riquezas son las diferentes, ya que los banqueros, el imperialismo, la partidocracia y hasta Cristóbal Colón son los causantes de nuestras desgracias, deudas y desempleo.


Con poca inspiración y hasta agotamiento y con canciones de hace cincuenta años quiere gobernar el licenciado Moreno este entristecido país, que aún no sale del asombro por unos resultados que nos tienen en la inquietud y la duda, la cual se acrecienta cuando, también con discursos, se intenta dar un resultado “irreversible”, sin tomar en cuenta que hay recursos para con revisiones serias y de buena fe se pueda cambiar o ratificar los resultados oficiales. Es evidente y nadie discute que antes, durante los comicios y luego, ha habido intervención oficial dolosa en los mismos, además que el presidente del máximo organismo electoral no ofrece la menor confianza.


Ahora el licenciado Moreno pide la mágica cooperación de todos los ecuatorianos, esto es también de los empresarios, pelucones, prensa corrupta, vende patrias, etc., para salir del atolladero. Quiere así hacer la “limpia” de todas las trafasías, insultos y asaltos gubernamentales de los últimos diez años.


Por patriotismo se debería ayudar al nuevo gobierno pero sin caer en debilidades y concesiones indignas. Se debe exigir primero que se suprima lo de la reelección indefinida, que se haga realidad la división de poderes, que se sancione a sus amigos los corruptos, que se derogue la ley de comunicaciones, que la justicia sea independiente, que los recién designados Fiscal y Contralor renuncien a sus cargos. Que la democracia sea efectiva, como lo exige la mayoría de ecuatorianos.



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