Herencia fatal

Manuel Castro

El presidente Correa termina su mandato el próximo 24 de mayo, desde luego legalmente, pues su figura política y sus ansias de poder son infinitas, pero lo lamentable es que deja una herencia fatal. Entre las personas naturales se puede o no aceptar una herencia si se considera que el monto de deudas es mayor que los bienes que deja el finado, pero en el caso de los Estados se acepta la herencia con deudas, taras y en nuestro caso con buena parte de funcionarios adeptos a la revolución ciudadana. Hay cambio de presidente, mas no de nefastas situaciones constitucionales y legales.


Se acabó la propaganda de que estos últimos años han sido maravillosos. Tuvo ingresos el Gobierno por más de 300 mil millones de dólares, sin embargo deja una deuda de más de 50 mil millones de dólares. Suficiente ineptitud es para ponerse a llorar y lo grave a afrontar, pues no hay como recibir esta herencia con beneficio de inventario. A negociar y ver como paga le toca al mandatario electo. Todo ello supone austeridad fiscal, disminución del tamaño del Estado sin dejar de atender lo social, que es fundamental en un país donde escasea el empleo, la inversión externa e interna, donde abundan los impuestos y un control de los bienes y los pensamientos ciudadanos, con una prensa sometida y con una Constitución que permite abusos y atentados a las libertades.


Nos queda también una herencia internacional: el afán de tener gobiernos vitalicios, pues tenemos reelección indefinida, como en Venezuela, Cuba, Nicaragua, tal vez Bolivia si se cura de la garganta Evo. Reelección que ha conducido a esos países a ser los más ineficientes y atormentados del continente


Con una Constitución que establece un Estado de derechos no de Derecho, nos queda inseguridad jurídica, falta de legalidad, pues se puede hacer cualquier cosa sobre la Constitución y las leyes, falta de responsabilidad, cuya consecuencia es la corrupción, pues en arca abierta el partido único peca. Ojalá se pongan todos los medios para un cambio que beneficie a un pueblo que se encuentra inerme.


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