Fracaso futbolero

Kléber Mantilla Cisneros

El partido de fútbol entre Ecuador y Colombia por las Eliminatorias del Mundial de Rusia permitió escenificar la realidad deportiva después de la era de Chiriboga, el desempeño de varios dirigentes casi no ha cambiado y el entorno de los aficionados que asisten a los espacios públicos no ofrece confianza pese a las altas tarifas del evento.


Pese a la aplicación de varias políticas públicas para generar más actividades deportivas, inaugurar canchas, más estadios y ampliar la dinámica de los futbolistas, los resultados son un bochorno preocupante. Ecuador perdió el partido más trascendente para clasificar a la máxima competencia del balompié sin pena ni gloria. Ningún interés.


Un grupo de seleccionados que parecían improvisados y que se entrenaban en alguna cancha barrial. Con errores constantes, la falta de tácticas, técnicas y estrategias tanto en el campo de juego como las propuestas desde el camerino presentaron un encuentro mediocre de escasa pasión y nula intensidad. La crítica del periodismo deportivo se centró en un entrenador extranjero costoso y carente de recursos para sorprender.


La Federación Ecuatoriana de Fútbol viene de una indagación policial internacional que concluyó con la prisión de los principales de la localidad y la red de miembros de FIFA. El delito local detectado fue un enriquecimiento injustificado. Sin inmutarse, el actual presidente del fútbol nacional se presentó ante la prensa para justificar un triste fracaso de la Tri y explicar esa aventura incierta y la casi eliminación de la competencia mundial.


Lo que estuvo en cuestionamiento por ahora es la venta masiva de boletos a una institución estatal para enervar el proselitismo electoral. Esta situación requiere una investigación detallada pues ocasionó brotes violentos y un ataque a un candidato que evidenció la existencia de milicias urbanas organizadas. Estas responden a una red mafiosa que se moviliza dentro de los escenarios deportivos.


El aficionado perdió el interés en el partido, más el riesgo por asistir a un estadio, tienen relación con el manejo de la directiva de la FEF. El uso de cornetas fue parte de un acto antideportivo que intentó amedrentar a la población y apoyar a ciertos grupos que buscan permanencia en la política y el sector público.


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