Mal, pero mejorando

Daniel Marquez Soares

Hay un proverbio, muy común en las artes marciales, que reza que cuando dos tigres se enfrentan, uno termina malherido y el otro muerto. A largo plazo, medirse contra oponentes tan fuertes como uno puede ser enriquecedor, pero a corto plazo los resultados suelen ser catastróficos y, de no tener cuidado, irremediables. Ante un choque de ese calibre, los únicos ganadores suelen ser aquellos actores menores que se limitan a observar el combate desde la lejanía, los pequeños depredadores que después se saciarán con el cadáver del tigre caído.


Todo ciudadano que no se siente representado por los candidatos que se enfrentan este domingo no debería estar triste, sino feliz y optimista. Esta campaña ha sido notoriamente intensa, una colisión de magnitud. Aparentemente, al igual que muchas otras en la región, nuestra sociedad está partida en la mitad por cuestiones profundamente ideológica y, por ello, ambos bandos han comprometido una inmensa cantidad de recursos en la campaña y saturado el medio de mensajes, tanto propositivos como ofensivos. Cada candidato se ha encargado de informar a la gente sobre su propuesta y sobre los trapos sucios de su oponente.


Los puntos débiles de ambas corrientes siguen siendo ‘gritantes’. La derecha insistió en ser un movimiento cínico, convencido de que este es un país sin futuro que hay que saquear mientras aún se pueda, y sin alma, que justifica medidas despiadadas contra la gente en tanto sean legales y rentables. La izquierda continúa creyendo que el burócrata, la política y el Estado son las fuerzas que transforman la realidad; resguardada en esa falacia de la “voluntad política”, insiste en relegar la producción, el comercio, la ciencia y la tecnología.


Ambos tigres han terminado despedazados luego del combate, aunque tengamos que esperar hasta el domingo para saber cuál morirá. Es una excelente noticia, sobre todo si observamos con detenimiento y vemos que, dentro de ambas tendencias, hay señales alentadoras. Nuevos cuadros, tanto liberales con más aprecio por la sociedad como socialistas más pragmáticos y productivos han surgido en cantidades y supieron mantenerse astutamente alejados mientras sus tigres se despedazaban. Lo que venga después, en un futuro no tan lejano, será mucho mejor.


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