Realidad del feriado bancario

Manuel Castro M.

Más allá de las usuales ofertas electorales, parece que el trinomio Correa-Moreno-Glas tiene como su mayor y única fortaleza cansinamente acusar como “único” causante del feriado bancario producido hace 18 años al candidato Guillermo Lasso.


Desde que la Comisión Investigadora de la Crisis Económica Financiera, creada por el Presidente de la República, le entregó a Correa el 2 de agosto de 2007 el documento ‘Síntesis de los resultados de la Investigación’, el que además fue puesto en conocimiento de la ciudadanía, del que se desprenden un sinnúmero de indicios de responsabilidad, ninguna para el señor Lasso, el Gobierno jamás ha iniciado acusación, auditoría o control directo sobre las actuaciones del señor Guillermo Lasso, a pesar de que en dicho informe se sugiere al Presidente “convocar a todos los entes del Estado que tienen bajo su responsabilidad la auditoría y control directo de los recursos del Estado” para el respectivo seguimiento “para confirmar o desestimar las intenciones de irrogar tal perjuicio al Estado.”(Conclusión 6.)


De la investigación se desprende que quien dispuso el feriado el 5 de marzo de 1999 y el congelamiento bancario el 11 de marzo del mismo año fue el presidente Mahuad, a través de funcionarios que por coincidencia han sido o son funcionarios del actual régimen, en ningún caso del señor Lasso que a esas fechas no desempeñaba ninguna función en el gobierno de Mahuad. Igualmente entre las entidades financieras con responsabilidades no se menciona al Banco Guayaquil.

Concluye ese informe insistiendo en “la conformación de una Comisión Supervisora de la Sociedad Civil “para frenar la impunidad”, sugerencia que jamás fue tomada en cuenta.


Según Goebels una mentira repetida se convierte en verdad. Planteamiento inmoral que repugna a todo ciudadano responsable y que un gobierno o una candidatura no debería atreverse a utilizarlo, pues atenta a la decencia, a la honra ajena y, lo más grave, intenta engañar a un país y a una inmensa ciudadanía que no está al tanto de tales hechos históricos y de ciertas sutilezas técnicas.


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