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Jorge Oviedo Rueda

¿Está en peligro la democracia ecuatoriana? Es que los resultados electorales llevan a algunos desubicados de derecha, de centro y, también de izquierda, a convocar a la “madre de las batallas” para defenderla, como si en el Ecuador se estuviera jugando la suerte de la humanidad.


No hay leña para tanto fuego. Creo que este diecinueve sucedió lo que tenía que suceder. Hubo un repunte de la derecha plutocrática después de diez años de ejercicio del poder por parte de un gobierno que comenzó mintiéndole al pueblo y terminó en brazos de la oligarquía. Un gobierno cuyo único mérito ha sido hacerle comprender al Ecuador que, sin un proyecto de largo alcance, no se puede ir a ninguna parte. Los resultados son parejos. La expresión más coherente de esa derecha rediviva es el banquero Lasso y apenas muerde el 28% de la votación nacional. Ese es el dato real. Moreno supera el 39% de la votación válida y está apenas a unas décimas de alcanzar el 40%. El falso argumento de haber logrado el 60% de la votación está cargado de intenciones desestabilizadoras y no es más que un zarpazo que Lasso lanza para tratar de salvar sus intereses. El sujeto en discusión es Lasso, no la oposición.


¿Qué el CNE está cocinando un fraude? Lo dicen los perdedores y han comenzado a entrar en un terreno minado. La conducta del CNE me parece correcta. Ante un final de “foto finish” no puede precipitarse. Mal haría el CNE en falsear la realidad. Si para evitar la convulsión social oculta un probable 40% del binomio Moreno-Glas, hay que dejar el WhatsApp y salir a las calles; si al binomio le falta diez décimas y se las da arbitrariamente, también. ¿Qué no hay confianza en el CNE? Qué pena. Todas las fuerzas políticas aceptaron sus reglas. ¿No es eso la democracia?


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