La pura verdad…

Alfonso Espín Mosquera

“Quisiera ser mosco para verles”, para vigilarles a los líderes de los movimientos políticos, para hurgar sus mentes. Qué dirán cuando escogen a sus candidatos, talvez tiene un cuerpo espectacular y usa amplio escote, o quizás: a más de “simpática” sabe poco, nos dará presencia política y le diremos cuándo levantar la mano; o en su defecto y de manera cariñosa: “es carismática y/o todos le conocen desde niños.


“Quisiera ser mosco” para verles cómo negocian los puestos de elección popular, por ahí se supo que en algunas tiendas políticas hay precio según el lugar y la dignidad en elección. No son las capacidades o el intelecto, cuánto la inversión o el haber salido en TV, desde luego en el “jet set” llamado farándula o, quien quita, que mañana la “jueza que intimida con su poder”, aparezca de “hada madrina” para ocupar alguna curul.


No me opongo a que esto sea así, pero es justo que quienes van a ser asambleístas tengan al menos terminado el colegio. Pienso en los miles de universitarios que día a día se esfuerzan en sus estudios, en los catedráticos, que deben poseer títulos de cuarto nivel, hacer publicaciones científicas, labores que implican largos años de estudio y costosos pagos por colegiaturas.


¿De quién depende esta clase de candidatos? De los “zorros politiqueros” que se han adueñado de sus partidos y sin consecuencia deciden por la gente de la farándula, los cómicos, los escandalosos y más, ante el escaso poder de convocatoria de sus movimientos.


No tendrían forma de mantenerse políticamente vivos de otra manera; sin embargo, mañana, cuando el agua nos ahogue, aparecerán nuevamente como redentores a ofrecernos la salvación, de la mano de algún fisicoculturista, una modelo sin censura, algún “famoso”, pero de la pantalla chica.


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