Los avatares del rey de los deportes

ATILIO RUGEL ALBÁN

Lo que sucede en el fútbol ecuatoriano es una copia de lo que se dio en este deporte a nivel del mundo y que gracias a la avanzada tecnología y el hacendrado poder de investigación de los Estados Unidos de Norteamérica, se pudo destapar la olla de grillos que reveló el latrocinio y el enriquecimiento ilícito de una dirigencia que no vio a este deporte con la mentalidad de distraer a la sociedad y galardonar a los países cuyas estrellas hicieron delirar a millones de aficionados y con razón decía que esto no fue así, sino que se obnubilaron y al convertirse el fútbol en una empresa donde corrieron millones de dólares por venta de exclusividades en transmisiones y una serie de entradas menores, llenaron la canasta y surgieron las mentes poderosas para comenzar el reparto de dignidades que adquirieron sin mayores conocimientos y de esta manera se perpetuaron en los cargos contentando a sus adláteres y las maletas viajeras para ponerles un “tapa boca”.


Lo malo se lo imita y se lo copia con facilidad. Siendo así el deporte ecuatoriano en lo que respecta sobre todo al fútbol, no quiso quedarse atrás quizás con el lema “de que si otros lo hacen por qué yo también no puedo hacerlo”. Últimamente se ha publicado casos de deportistas que actuaron con edades alteradas en confabulación de dirigentes, entrenadores, padres de familia y de un organismo que debió cuidar su imagen y no permitir que se llegue a los extremos.

Los casos en el país son muchos y en Esmeraldas los hay. Pero resulta que ahora nadie es culpable y todos son inocentes, porque negar es padre y madre; situación que en alguna forma yo exculparía a padres de familia que ante propuestas ilícitas por su estado de pobreza permitieron que se dieran estos lamentables hechos; siendo los directores de orquesta quienes sí sabían lo que hacían y se aprovecharon de la ingenuidad porque también recibieron su contribución económica.


Pero como dice el dicho: “El diablo tapa hasta que destapa”, esta máxima se ha cumplido y hoy lamentamos el hecho que se le hizo a muchachos que tuvieron aspiraciones de estrellato pero que una mala dirigencia por amor al dinero les cortaron las alas y ennegrecieron su futuro. Estas personas andan sueltas y liberadas de un daño que no debió jamás hacerse y muchos ocuparon dirigencias que hoy nos revelan en claro que las intenciones no fueron servir al deporte sino a su bolsillo por el amor al dinero. Termino con el pensamiento de Homero: “Dejemos que el pasado sea el pasado”.