El trabajo duro todo lo vence

Manuel Castro M.

Uno de los éxitos de los autodenominados revolucionarios ha sido exaltar a los pobres, para obtener sus votos.

Actitud indigna, pues ser pobre, ofendido o despreciado no es un mérito. La verdadera justicia es luchar para que desaparezca la pobreza, con lo cual escasearán los votos para unos cuantos políticos demagogos que viven del sufrimiento y las limitaciones económicas, en algunos casos, de grandes mayorías. Como decía en tono guasón cierto personaje: amo tanto a los pobres que los he multiplicado.


El Gobierno, y entiendo que sus continuadores, ha utilizado estas divisiones, tanto que públicamente se les ha exigido continuar y radicalizar el proyecto, lo cual sumisamente ha acatado el binomio Moreno-Glas, que de esta manera se convierte en un trinomio perfecto con el Jefe de Estado.


El Gobierno ha hecho carreteras, escuelas del milenio y hospitales con los cuantiosos ingresos petroleros, sin conocerse sus costos.

Mas la pobreza sigue campante, la infraestructura del país es deficiente, la población rural carece de agua, la educación primaria y secundaria fiscal es deficitaria, se creó una costosa Universidad en desmedro de las otras, olvidando que la educación es prioritaria para dejar la pobreza. El Gobierno deja una deuda externa e interna inmensa. Tendrá los votos de los pobres, pero la pobreza seguirá intacta.


Es un engaño llamar a estos diez años la “década ganada”. No existe auténtica democracia: división de poderes, justicia independiente y participación de todos los ecuatorianos; sin distingos de ideologías; sin irreales divisiones entre pelucones, pobres, izquierdas o derechas.


Que un ser providencial lo soluciona todo, que es el único que ama al pueblo y tiene la solución para los problemas, es dar cabida a una frase del gran destructor que fue Hitler: “¿Es que aún cabe admitir que el progreso del mundo se debe a la mentalidad de las mayorías y no al cerebro de unos cuantos?”.


Hay que hacer el esfuerzo por la unión, para hacer verdad la sentencia de Virgilio: “El trabajo duro todo lo vence” Claro que también ha sido trabajoso ser honrado cuando se está en las alturas.

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