Roque Rivas Zambrano
Ante 400 reporteros, Jorge Mario Bergoglio, el Papa, expuso los “tres mandamientos para periodistas”. En su reflexión, replicada por medios de comunicación a escala mundial, puntualizó que el periodismo puede ser una poderosa arma de destrucción.
“Muchas veces he hablado de los rumores como ‘terrorismo’, de cómo se puede matar a una persona con la lengua. Si esto se aplica a los individuos, con la familia o en el trabajo, tanto más cierto para los periodistas”, dijo.
Según el Pontífice, la situación se puede revertir al seguir tres reglas de oro: amar la verdad, interiorizar la profesión y respetar la dignidad humana.
El amar la verdad implica, para Bergoglio, apegarse a la forma en que ocurrieron los hechos y no “decir o escribir jamás algo que sabes, en conciencia que no es cierto”.
Con interiorizar la profesión insta a los profesionales a “no someter su profesión a la lógica de intereses partidistas” y el tercero (respetar la dignidad humana) establece que, aunque es necesario “denunciar el mal”, los reporteros tienen que hacerlo respetando a la persona, su vida y sus afectos.
Estos tres aspectos, a decir del Papa, hacen que el periodismo sea “una herramienta de construcción, un factor de bien común, un acelerador del proceso de reconciliación”.
¿Las declaraciones del Papa Francisco, que son oportunas, esconden intereses particulares? A lo largo de la historia, la prensa ha revelado información bochornosa para la Iglesia, como la de los casos de curas pederastas (recuerdo la película ‘En primera plana’) o de corrupción (el escándalo de los ‘Vatileaks’ en 2012).
En nuestro oficio uno de los principios más importantes es el que decretó George Orwell: “Periodismo es difundir aquello que alguien (el poder) no quiere que se sepa, el resto es propaganda”.