De mala gallina, huevo malo

Manuel Catro M.

De acuerdo con la lógica cuando una idea no es buena el resultado no puede ser bueno. Lo hemos visto con el marxismo, su fracaso ha sido porque su sustento dizque filosófico en su aplicación es irrealizable. El hombre nace libre y quiere morir libre. El hombre no se ha dejado imponer, ni le gusta, un Estado totalitario, un partido único, un gobierno eterno.


Mas porque existen injusticias, pobreza, desigualdades, se ha inventado o, mejor dicho, se ha maquillado ese afán socialista de captar el poder. Así ha surgido el socialismo del siglo XXI, con la misma tendencia a convertirse en una religión, y que con demagogia y propaganda ha tenido éxitos electorales. Idealistas se llaman, pero cuando suben al poder coartan las libertades y se convierten en gobernantes autoritarios y desastrosos administradores.


Nuestro gobierno resultó más que ideológico, “copiológico”. Quiso imitar a Chávez, a Castro, pero ha durado solo a base de un dispendio de los fondos públicos, lo que da pena, pues nunca se recuperarán. Como todos los socialistas “de corazón” cuando se acaba la plata, ya no saben qué hacer, además que no han tenido la sana costumbre de trabajar. No han sabido manejar ni la economía, ni las relaciones internacionales, lo único que han logrado es dividir al país, anular la libertad de expresión, utilizar jueces y acabar con la división de poderes. Los más audaces sostienen que su pensamiento es diferente, que no son burgueses, sin embargo se llenan de aviones, de vehículos caros…


El que piensa puede cambiar de opinión, decía Unamuno. Por su supervivencia el pueblo tiene que cambiar de opinión, no dejarse embaucar con sabatinas. El oficialismo tiene un candidato o precandidato experto en copias y de igual estilo izquierdista.

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