Mossack Fonseca

El periodismo de investigación está de fiesta. El más grande consorcio internacional descubrió 11,5 millones de archivos que involucran a políticos estafadores, narcotraficantes, billonarios, celebridades y estrellas deportivas, que incluye a ecuatorianos.


Tal vez la más grande indagación de este siglo clarifica la manipulación de bancos y empresas fantasmas a través de bufetes de abogados y la gran industria del secretismo financiero. Por eso, más que propuestas para ampliar el empleo y reactivar la economía, lo que se necesita es transparencia y fiscalización, un vacío en los discursos de líderes y candidatos políticos.


Esta famosa investigación compromete a 128 políticos e incluye a nuestro fiscal Galo Chiriboga. La firma Mossack Fonseca se presentó como un grupo que ofrecía desde Panamá servicios legales, fiduciarios y de negocios pero en realidad creaba paraísos fiscales y figuras legales para evadir impuestos. Desde el presidente Vladímir Putin, los primeros ministros de Islandia y Pakistán, el rey de Arabia Saudí, la familia del presidente chino, hasta el cineasta Pedro Almodóvar y el crack Leonel Messi, constan en la lista negra de clientes.


Funcionarios públicos y personalidades famosas negociaron, traficaron papeles, crearon lavanderías para narcotraficantes, escondieron sus verdaderas identidades, apoyaron a grupos considerados terroristas, diseñaron sistemas de corrupción política, integraron redes criminales, lucraron con el sistema ‘offshore’, incluso vendieron armas y combustible para bombardear y matar civiles y niños, o simplemente se compraron casas lujosas como fue el caso de nuestro fiscal.


En muchos casos era el ratón el que cuidaba el queso, como fue el caso del primo Pedro Delgado y Chiriboga.


Según el escritor Gabriel Zucman, autor del libro ‘La riqueza oculta de las naciones’, los gobiernos ahora tienen la responsabilidad de sancionar los ilícitos. Un país entero requiere respuestas.
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