Duelos hablados

La entrevista es un género vigoroso. Es -como decía el argentino Jorge Halperín- “la más pública de las conversaciones privadas”. Las preguntas que el reportero lanza son, a veces, dagas que incomodan a los sujetos entrevistados. En la conversación el periodista tiene el poder de penetrar en la intimidad del personaje, además de cuestionarlo, dudar de sus declaraciones y descubrir sus ambigüedades.


García Márquez afirmaba que “las entrevistas son como el amor: se necesitan por lo menos dos personas para hacerlas y solo salen bien si esas dos personas se quieren”. Sin embargo, el “querer” no es algo que siempre está presente en estos encuentros. Las entrevistas memorables son verdaderos duelos hablados.
La periodista italiana Oriana Fallaci se hizo famosa por dominar el género de la entrevista. A pesar de que detestaba ser entrevistada (decía que manipulaban sus respuestas), las interrogantes eran sus aliadas para desafiar al poder. Su libro ‘Entrevista con la historia’ (1974) es una prueba de su destreza.


En este están compiladas 26 conversaciones con líderes mundiales que hicieron historia en las décadas de los 60 y 70. Kissinger, Golda Meir, Yasser Arafat, Indira Gandhi, Mohamed Reza Pahlevi y Nguyen Van Thieu figuran en esta lista. Esta semana, casi 42 años después, la hazaña se repite en Latinoamérica.


Julio Sánchez Cristo lanzó su libro ‘El país que se hizo posible’, con 26 entrevistas con los protagonistas del Plan Colombia. Obama, Clinton, George W. Bush y Juan Manuel Santos hablan de los avatares del proceso. El trabajo de Sánchez Cristo fue galardonado con el Premio Planeta por contribuir, con sus duelos hablados, al debate sobre la guerra contra las drogas en Colombia.


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