Sin careta

La imagen de Nebot estrechando la mano de Correa puede ser un punto de llegada y, al mismo tiempo, de partida. Se acabó la farsa revolucionaria y queda allanado el camino para la consolidación del Estado-nación burgués.


El proyecto de construcción del Estado-nación se cocinó en los salones de las clases dominantes, incluidas la Iglesia católica, las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y demás instituciones del establishment. Era la respuesta secreta al empuje de las masas explotadas por el neoliberalismo. La derecha tenía clara su visión de futuro, la izquierda estaba más ciega que un topo.


Movido por un remordimiento de conciencia mashi Rafael, en cada sabatina, dice que los millones del petróleo no han sido gastados sino invertidos en la infraestructura necesaria para el “buen vivir”, pero no dice que toda esa obra es una exigencia del capitalismo corporativo mundial para hacer a nuestro país más funcional a sus intereses, no dice que toda esa obra bien pudo haber esperado mientras la riqueza se invertía en cambiar de verdad la matriz productiva y crear las fuentes de trabajo que hacen la felicidad real del pueblo.

Ahora tenemos una casa confortable, pero en nuestra mesa de comer ya no tenemos ni esperanzas.


Los ‘revolucionarios’ de AP se han sacado la careta. Al abrir las puertas a la inversión empresarial están aceptando que la revolución productiva les importa un pepino. Los trabajadores seguirán en manos de los empresarios.


Desde una perspectiva revolucionaria queda claro el reencuentro de la vieja oligarquía con la nueva. Desde hoy Nebot vigilará que el sistema se conserve y Correa, como un servicial peón, se encargará de hacer los cambios cosméticos necesarios a los que seguirá llamando “revolucionarios”.
¡Basta de farsas!


[email protected]