¿Qué quiere redistribuir?

Cuando la crisis económica entra por la puerta, los hinchas y los votos se van por la ventana. El Gobierno reconoce que hay una crisis, de cuyo origen no tiene a quién culpar, pero argumenta que es por causas exógenas. Culpa del mundo, aunque seguimos altivos y soberanos.


Se resiste a disminuir el gasto público, pero sabe que no hay recursos. Ahora acude a buscar la inversión privada, la que destrozó en estos últimos ocho años con reformas tributarias mal concebidas, lo cual no ha generado crecimiento. Además, con el precio del petróleo alto se dio el lujo de endeudarse. Lo triste es que parece que no hay soluciones económicas a corto plazo; lamentable para el país, para el proyecto revolucionario y también para la oposición.


Raúl Patiño anunció que ha dejado de ser asambleísta para acercarse al pueblo y oír lo que quiere. El pueblo dizque quiere “mejorar la revolución”. ¿Mejorar será más subsidios, más beneficios gratis? Mientras escucha al pueblo, lo cual es demagógico y electorero, el Gobierno entabla negociaciones con el estigmatizado FMI, pues le puede suceder algo grave: atrasarse en los pagos públicos, con efectos políticos dañosos.


Sin embargo, para tranquilizar a sus feligreses dice que las leyes de herencias y de plusvalía son para redistribuir la riqueza entre los más necesitados. Tales ingresos, si los hay, serán para cubrir el déficit fiscal. Nadie da lo que no tiene. El Gobierno pide “compren aquí”, o sea, paguen más, aunque la diferencia va al Estado. Afecta a los menos indicados y otorga exoneraciones, que solo benefician a ciertos grupos.


¿Cómo va a mejorar el modelo revolucionario sin recursos y con tan alto endeudamiento? Lo único que mejorará serán los encebollados para el próximo y costoso concurso mundial.

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