Misterios claros

El Buda dice con sabiduría que no hay que adelantarse a los problemas, pero en Ecuador los problemas ya son una realidad. Frente a la baja del precio del petróleo, reclamos populares, espionaje no disimulado, escándalos financieros como los de Yachai, erupciones del Cotopaxi, al Gobierno solo le interesa una cosa: no devolver el poder.


De perennizarse el Gobierno con la aprobación de las enmiendas, esto es, reelección indefinida, Estado policial y no fiscalización de los proyectos gubernamentales por la Contraloría, nos convertiríamos en una Venezuela, Cuba o Nicaragua. Si la deuda externa crece nos sucedería lo de Grecia o Puerto Rico. Aspiraciones poco positivas, salvo que creamos que ser víctimas, pobres o endeudados sea un mérito.


El Socialismo del siglo XXI es una careta del socialismo marxista. Por el fracaso histórico de los regímenes comunistas los nuevos socialistas se maquillan manipulando el lenguaje mediante poderosos aparatos del propaganda, lo cual no es un misterio, salvo que crean que el doctor Goebels sea un modelo ético a seguir (él y su mujer asesinaron a sus cinco hijos y se suicidaron).


Los bolivarianos usan los clásicos sistemas totalitarios: 1) La guerra es la paz, por tanto hay que acabar con la prensa independiente, la partidocracia, los pelucones (clase media) y los EE.UU, que son los enemigos de la revolución; 2) La miseria es la única justicia que tienen los pobres, si todos somos pobres como en Cuba, por ejemplo, eso es dignidad y equidad; 3) Como los latinoamericanos son católicos, hay que pervertir al cristianismo volviéndole seudosocialista.


‘Para no entrar en la manga de ingenuos’, como dice Mafalda, no hay que esperar 28 años para derrumbar un Muro como el de Berlín; o 50 años como en Cuba.


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