Los mensajeros del cuento y el odio

La humanidad de manera general y muy diversa en los valores que el hombre posee y siendo ésta una verdad irrefutable, las actuaciones de muchos sólo se circunscriben a causarle daño a los demás.

¿Acaso serán mentes débiles que nacieron con falta de amor y esas frustraciones las arrastran por el resto de sus vidas, a pesar de haber madurado y educado, cuyos conocimientos sólo son un barniz que recubre la epidermis de su piel y fácilmente se les cae?


Vivimos en una sociedad en donde se premia al irresponsable y se le hace coro a personas inescrupulosas que el mayor tiempo de su permanencia en la tierra los ha llenado de amargura y con un espíritu de contradicción único, porque todo les parece malo, encerrados en un círculo vicioso que los inclina a la maldad buscando insinceramente a otras personas para fingirles amistad y luego proceder como lo hicieron con Jesús a venderlo por unos cuantos drenarios.


Estas personas están sobrando en este mundo al tratar de hacer mal a otros; cualquier persona equilibrada se hace la idea que está frente a un farsante despersonalizado y con su alma viciada y llena de odio. Estos son los chismosos profesionales que las mentiras las convierten en verdades y no saben y peor comprenden el daño que le hacen a los demás con sus equivocados juicios.


Esos son los Judas del planeta que por ganar canongías y ser los príncipes del testaferrismo que se inclinan irreverentes ante cualquier autoridad para sacar ventajas económicas, cargos públicos y una falsa amistad; forjan historias que las cuentan a diferentes actores, que poseedores de variadas culturas y sentimientos terminan enredando a muchos en el lenguaje del cuento y el chisme barato que se apodera de su consciencia que al final de cuentos creyendo denigrar a otros quedan el resto del tiempo que les falta de vivir estigmatizados por siempre por sus congéneres.


El Papa Francisco que nos honró con su visita decía: “Jamás provoques lágrimas en un rostro que te ha regalado tus mejores sonrisas”. Desgraciadamente los hombres construimos demasiados muros, pero no suficientes puentes, mas, no hay que hablar del puente hasta no haber cruzado el río como lo expresó Rabindranath Tagore.


Que la humanidad rechace a estos celestinos representantes del cuento y del lleva y trae que ocupan su permanencia en la tierra para hacer el mal. Me vienen a la mente las palabras de José Saramago (premio Nobel de Literatura) que expresaba: “Tal vez el mundo sería más habitable si supiéramos cómo reunir las palabras que van errando por aquí y por allá”. Sólo aislando a estos chismosos y corruptos se podrá lograr el no contagio de sus malas acciones.