Experimento fallido

Por la falta de nuevos líderes a nivel nacional – lo abandonaron Moeller, Noboa, Dahik – que en la actual coyuntura electoral por la presidencia de la república hubieran podido representarlo con mayores posibilidades de triunfo, el Partido Social Cristiano ha llegado, virtualmente, al agotamiento político en su lógica aspiración de acceder al poder total. Lanzado extemporáneamente en la campaña anterior, Neira, que era par de las figuras mencionadas, fracasó inevitablemente. Hay quienes ponen énfasis para explicar esta situación en el predominio hegemónico del ex Presidente Febres Cordero y del Alcalde Nebot; pero, sin descartar su incidencia, parece probable que de haber surgido en su seno otras personalidades con méritos sobresalientes propios, el panorama hubiera sido diferente. La otra tesis de que a sus grandes líderes solo les ha interesado el poder seccional o el control del Congreso, no basta para explicar este fenómeno, pues las candidaturas locales dependen, en buena medida, del impulso que les imprime la candidatura presidencial.
En esta ocasión, la situación se le ha puesto a este partido particularmente difícil, y no solo por culpa suya. El experimento de la candidatura de Cynthia Viteri no ha tenido el impacto que inicialmente se previó, a tono con la onda política feminista que se ha hecho presente en otros paises. Hay una reacción generalizada contra los partidos llamados “tradicionales”, por la inestabilidad política del país que se les atribuye, no siempre justificadamente. Por si no bastara, estos partidos, sintomáticamente, atraviesan por una crisis de liderazgo que en la actual elección se ha profundizado. En lo inmediato, sin embargo, es la candidatura de la abogada Viteri el factor que más preocupación ha generado en las filas socialcristianas, a juzgar por las últimas encuestas. Es evidente que en nuestro país no hay todavía el ambiente propicio para una Michel Bachelet ecuatoriana. La presidenta chilena fue auspiciada por una concertación política de amplio espectro y ella misma se perfiló con un liderazgo propio. Tampoco como bandera de una causa femenina definida o de género, la candidata socialcristiana ha podido abrirse paso.
Paradójicamente, los resultados que el Partido Social Cristiano obtenga con sus listas de diputados, consejeros y concejales podría estar en relación más directa con los problemas que han tenido que enfrentar los demás partidos en este ámbito, que con su candidata presidencial. Si es que tampoco a éstos les va bien, entonces sus estructuras podrían ayudarlo a superar las desventajas circunstanciales a que ha tenido que hacer frente.