Transparencia

No es posible que, en las actuales circunstancias, todavía haya quien dude de la real naturaleza de la estrategia del mal denominado ‘Socialismo del siglo XXI’ que, siguiendo las pautas inauguradas por el partido ‘Nacional socialista’ de Adolfo Hitler, se vale de todas las instituciones de la que despectivamente califica como ‘democracia burguesa’ para, una vez llegado al poder, pretender apoderarse sistemáticamente de todas las funciones del Estado y perpetuarse en él. Sus adherentes organizan funciones electorales conformadas por partidarios obsecuentes y serviles; de esa manera, desde la presidencia imperial, se dispone quién gana y quién pierde las elecciones, en una deplorable deformación de la democracia.

El domingo anterior, gracias a las transformaciones políticas implementadas por decisión del pueblo ecuatoriano, no sin enfrentar acerbas resistencias, el Consejo Nacional Electoral (CNE), a pesar de contradicciones en su seno y de evidentes errores de procedimiento, ha conducido un proceso transparente que se debe esperar culmine sin irregularidades y, en consecuencia, sin violencia, asegurando así una segunda vuelta electoral límpida y una transición pacífica del poder.

Al momento de escribir esta nota, se disputa voto a voto quién ocupará el segundo lugar. Los ánimos están encendidos y el conflicto puede escalar con lamentables consecuencias. La transparencia e imparcialidad de las autoridades electorales y que los observadores internacionales cumplan estrictamente su cometido son de vital importancia. También es indispensable que los candidatos Lasso y Pérez den muestras de su madurez democrática y acepten los resultados, sin crear dudas sobre cifras que deben ser objetivamente irrefutables. El caos y la violencia solamente facilitarán la consolidación del proyecto político de quienes buscan desesperadamente el poder para asegurarse la impunidad.

El fraude es inaceptable, como también un reclamo carente de fundamentos. Las dos opciones significarían traicionar a los ecuatorianos que asistieron masivamente a las mesas electorales, a pesar de los riesgos de la agresiva pandemia de la Covid-19, y que esperan que su voluntad no sea burlada. Solamente una justicia electoral incuestionable asegurará la paz que el Ecuador requiere.