“Un camino a la verdadera vocación de vida”

Hablar de vocación estudiantil no es tan fácil, ya que se puede confundir en vez de ayudar; pero me pongo en manos de la experiencia para hablar. Resulta que vuestros padres nos ponen en la escuela desde muy pequeños y conforme vamos creciendo estamos en constante aprendizaje. En nuestro camino aprendemos a leer, escribir y algunas destrezas que con el tiempo nos irán abriendo las puertas de la vida. Ya más grandecitos entramos en el colegio, este es un gran salto ya que es un ambiente nuevo. Donde aprendemos la responsabilidad vista más de cerca, muchas personas les ha costado insertarse en el ambiente secundario y han sufrido percances que les ha costado atrasos hasta de un año; puedo decir que el primer curso de colegio es el más arduo y donde el alumno debe esforzarse más. Luego vendrán años más relajados como lo son el segundo y tercer cursos de colegio, allí estarán en un proceso de cambio radical, pensando en que han dejado de ser esos niños frágiles y se están convirtiendo en jóvenes dispuestos a pelear por sus ideales.
Siempre existen jóvenes que son un poco dejados y no vemos qué hacer en el colegio, se sienten muy presionados y no saben adónde va su vida; algunos profesores no ven esto y proporcionan más presión al estudiante hasta un punto donde fallece, dejando morir sus estudios. Hago un llamado a esos profesores que sepan guiar para aprovechar el lado bueno de esos estudiantes y lograr encontrar en ellos un camino donde sus aptitudes sean las correctas y empiece a ver que puede desarrollarse; haciendo de esto una vocación de vida.
Cuando nosotros los jóvenes pasamos a cuarto año de bachillerato, empezamos una etapa de búsqueda donde empezamos a preguntarnos: ¿Qué quiero de mi vida? ¿Cuál es mi verdadera vocación? ¿Dónde me voy a estudiar? ¿Qué espero ser de grande?
Luego de hacernos estas interrogantes empezamos a comentar con nuestra conciencia ciertas cosas como: “El profesor dice que los arquitectos son geniales”, “Mi papá es abogado; pero eso a mi no me gusta”, “Mi mamá siempre dice los economistas no saben nada”. Y por último yo digo: “La química no es mi fuerte pero me apasiona saber que voy a estudiarla”.
Pasan un par de años y ya estamos en medio de una especialización que luego será la base de una carrera para la vida. Este último año es el más sufrido, ya que la presión del grado es muy fuerte y tratan de encaminar por el mejor camino.
Pero cuando uno ya se gradúa del colegio empieza a vivir un camino de libertad y entera responsabilidad de sus actitudes, razonando qué va a ser de su vida y sabiendo que lo mínimo que actualmente se estipula en el mercado laboral es un título universitario en administración de empresas. Hemos llegado a un punto donde se necesita saber de todo un poco ya que nuestro medio exige más de lo que las universidades nos pueden proporcionar y debemos siempre estar en plena conciencia de que vuestros principios y valores humanos son la mejor herramienta que tenemos y deben prevalecer en toda circunstancia.