Orar por los difuntos

POR: Luis Gonzaga

Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, porque todos viven para Él. (Lc. 20,38)


Hace poco leía una reflexión acerca de los hermanos difuntos y lo que se decía es que los muertos, muertos están y que nada se podía hacer por ellos porque ¿acaso una oración podía sacarlos del infierno?


No sé de qué iglesia era la persona que así opinaba, pero esa manera de pensar demuestra egoísmo. ¿Egoísmo? Sí, ya que negarme a orar por los difuntos indica que mi supuesto amor por ellos fue hipocresía porque luego de muertos no me importan. ¿Acaso los difuntos no siguen vivos en la presencia de Dios?


Hay personas que dicen “si un muerto ya está salvado ¿para qué orar por él? La persona que así pregunta, no ha entendido que la oración no sirve únicamente para que el difunto se salve, la oración es una manera de mantener esa unión en común (comunión) de hermanos.


Y si el muerto ya se condenó ¿tengo que seguir orando por ellos? Frente a esto me permito preguntar ¿cómo sabes que se condenó? ¿De dónde te viene esa seguridad? alguien podría decir “es que era una persona muy mala que no merecía el perdón de Dios”. A hablar así ¿acaso no estás usurpando el puesto de Dios que es el único que juzga? Además recordemos que Dios “no envío a su Hijo al mundo para condenarlo sino para que el mundo se salvara por medio de Él” (Jn. 3, 17)


Este deseo de Dios Padre se plasmó de una manera hermosa cuando el “buen” ladrón, luego de defender a Jesús, le pedirá: “Señor acuérdate de mi cuando estés en tu Reino”. Jesús le dijo: “hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lc. 23, 43).


¿Quieres orar? Ven a la iglesia católica y oremos por nuestros hermanos, vivos o difuntos, que lo necesiten.

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