La marcha

POR: Freddy Rodríguez

La voracidad de la secta AP, durante estos más de diez años que han gozado del poder, no conoce límites, y es de tal magnitud que hoy, curiosamente, son a la vez gobierno y oposición. Sí, luego del cuestionado triunfo del oficialista Lenín Moreno (otrora paradigma de las más excelsas virtudes, hoy tildado de traidor, oportunista y mediocre por los mismos que antes lo alabaron), la cabeza visible de la oposición no está en Ecuador, y no la lidera ningún miembro de la mil veces denostada partidocracia o de la oligarquía corruptas, sino que está en Bruselas, en un ático con un computador encendido las 24 horas del día, desde el cual el gran ausente tuitea a más no poder, atiende las entrevistas de los medios de comunicación del imperio (CNN), alguna vez se da una vueltecita por Colombia para dictar una conferencia sobre las maravillas de su gestión (Yachay y refinería incluidas) y, cómo no, para defender a rajatabla y hasta ofrendar su vida por el Vicepresidente en goce de merecidas vacaciones en la cárcel número cuatro. Una vez que el traidor a la revolución decidió llamar a consulta popular, los más fanáticos corifeos y adoradores del inquilino del ático rasgan sus vestiduras, se contorsionan echando espuma por la boca, gritando a voz en cuello que votarán ¡NO! a las dos preguntas que, a su entender, restringen derechos, especialmente aquella que impediría que el ex jefe de todos los fejes retorne en olor de santidad en el año 2021, se postule, gane y, ya sin ninguna cortapisa constitucional, gobierne esta ínsula barataria hasta el fin de los tiempos, para continuar convirtiendo los eriales en vergeles, y para regar de asfalto el territorio de nuestro país, el cual, antes de su iluminada presencia, no era más que un desierto y una selva indómitos. Pues sí, Patiño, Aguiñaga, Gabriela del Yamor, Virgilio, etc., marcharán sudorosos y enfurecidos por las plazas y calles de esta patria altiva y soberana, oponiéndose a los designios del maligno, que le quiere privar al Ecuador de la posibilidad de ver nuevamente la luz con el retoro del ungido, del irremplazable. Ojalá que luego de las marchas algún despistado no los acuse de terroristas.