En una encuesta de opinión sobre la gestión del Presidente Lasso una mayoría de los consultados la calificaban como insatisfactoria y muy insatisfactoria. Frente a ello me preguntaba ¿se trata tal vez de personas que habían estado ausentes del Ecuador y que no tenían idea de la situación deplorable en la que quedó la institucionalidad nacional; las finanzas públicas, deuda exorbitante incluida; la administración de justicia; el avance insostenible del narcotráfico, ¡ah ¡y, además, un pequeño problema: la pandemia, que paralizó al país por más de un año y que poco a poco da tegua a los esfuerzos de toda la nación por superarla.
No apoyé al candidato Lasso en la campaña, pero como ecuatoriano, este momento si lo apoyo como Presidente; todos los días hace lo posible por ofrecer alguna respuesta a los problemas nacionales y aunque en algunos casos no encuentro muy adecuados sus planteamientos, estimo que vale la pena analizarlos y procurar su corrección si no están en la línea del interés nacional. Por ello, si bien no me sorprende la posición de ciertos personajes que no dejan de tener responsabilidad en lo que aquí ocurre, pues o ser trata de los artífices de la debacle nacional pues gobernaron más de una década, o son conocidos por su delirio de imponer su criterio, o se trata de dirigentes gremiales que desde hace más de cincuenta años se mantienen en un inmovilismo mental, si me sorprende la percepción poco favorable que tiene la gente común sobre la gestión del actual gobierno.
Un ser humano requiere de nueve meses para hallarse en condición de salir a enfrentar lo que significará su vida, pero creemos que cuatro meses es suficiente tiempo para resolver los graves y agudos problemas nacionales. Frente a la crisis del país, un gobierno requiere del apoyo de su pueblo, con unidad, solidaridad y paciencia.