SOS

Nicolas Merizalde

Si algún despistado le quiso lanzar una crítica punzante al flamante Presidente del Consejo de Participación Transitorio, el Dr. Julio César Trujillo; sólo pudo decir que era viejo. El peor de los Verde Flex exiliados, en un ataque de histeria, pudo decir que era una de esas viejas momias insepultas de las que se jactaban cazar. Pero claro, ser viejo no es un insulto ni tampoco algo de lo que alguien se pueda avergonzar (Dependiendo de la circunstancia, como todo en la vida). Tras el ataque, Trujillo respondió con esa cualidad que pocos tienen y no envejece: la inteligencia. Lo pueden tildar de viejo, pero no de ladrón.

Ahora; vale la pena repensar eso de que hayamos elegido a alguien a quien definitivamente no le correspondía arreglar los platos rotos. Como en los hogares más disfuncionales, los más jóvenes y los más inexpertos acabaron haciendo un desastre y tuvimos que llamar a quien podía salvarnos porque todo nos cayó encima. El problema de fondo, es que, dentro de las generaciones más recientes, los que son menos viejos y los que aún no lo son para nada, no existe ni la mitad del honor, la integridad y la pureza de conciencia para poder hacerse cargo del asunto. Dentro de los próximos años entonces ¿Quién podrá salvarnos? ¿A quién vamos a recurrir para que ponga su intachable personalidad al frente y nos ayude a resolver las cosas? Lo que se reduce a ¿Existirá gente que pueda ocupar ese puesto o es que ya todo nos viene demasiado grande?

En un país donde el ladrón tiene cara de reprocharle la edad a alguien, poco se puede esperar de una formación ética. Sólo nosotros podemos aspirar a salir del pantano de corrupción en el que estamos. Lo más lógico es empezar a tomar responsabilidad de los platos que rompimos. Y empezar a entender que no se trata de quien llega más rápido sino de quien es capaz de llegar bien.