“Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven” Ap 22, 17
Hace unos días visitamos una escuela con la intención de invitar a los niños para que nos acompañaran en la adoración al Santísimo Sacramento. Luego de las charlas una persona del grupo preguntó a los niños: “Y ustedes ¿si saben persignarse?”. Algunos niños dijeron que si, pero la respuesta que me sorprendió provino de una niña de unos 12 años que sólo dijo “¿Y qué es eso?”.
En este domingo, se inicia el tiempo de Adviento. Adviento indica el tiempo de preparación para la venida del Señor Jesús nacido como un niño más; nacido, en condiciones menos favorables que usted o yo, que al menos tuvimos el abrigo y la protección de una casa. A Jesús le tocó nacer en un establo, lugar donde se guardan los animales por la noche.
Muchos almacenes, sino todos, nos dicen que la felicidad está en comprar el mayor número de obsequios; con este propósito, los locales hacen gala de grandes descuentos y de regalos especiales. Lastimosamente, esa es la manera en que los adultos pensamos, y que desgraciadamente se la estamos contagiando a los niños. Antes de Cristo no se hablaba de Navidad porque no había nacido el Salvador. Hoy no se habla de Navidad, si no hay regalos. Tristemente hemos comercializado al Salvador y a su obra redentora.
Deseo con toda mi alma que los niños conozcan quien fue y quien es Jesús. Que la niña de la escuela, sepa qué es el Adviento y qué significado encierra hacerse la señal de la cruz (persignarse). Deseo que el Adviento me ayude a mí mismo a prepararme para que a través del perdón y de la generosidad, acepte que Cristo nazca en mi corazón.
Y usted ¿Qué desea en este Adviento?