Profetas en nuestra tierra

Lucía Margarita Figueroa Robles

En ocasiones por la simple novelería, o por sentirnos “jueces de la vida ajena” iniciamos una especie de campaña por “amparar” a los nuevos talentos del Ecuador, brindándoles desde el momento que aparecen en pantalla, todo el apoyo a través de comentarios a sus redes sociales, mensajes y llamadas.

Pero la euforia del momento es volátil, y así como esta variante de los reality shows constituye un producto mediático complejo, los reality musicales al tiempo que son un concurso en el que se percibe la evolución artística de los participantes, contrario al formato de programas que son un juego trivial de estrategias, mantienen ciertos rasgos comunes, por ser sistemas en donde se presentan estereotipos y conductas que identifican o no al televidente.

De ahí que la característica esencial de programas con estos distintivos consiste en una mezcla de ficción/realidad, espectáculo/negocio, sin dejar de lado toda la publicidad que se genera. Por ello a escala mundial el auge que han cobrado dichas transmisiones da muestras de una gran expansión basada en la amplia aceptación del público, constituyendo la base para una fuerte competencia entre canales de televisión.

Pero sin desmerecer la enorme plataforma para despegar la carrera musical de los artistas, así como descubrir nuevas voces y talentos, la gran pregunta que nos planteamos es: ¿qué sucede después del concurso? ya que hemos sido testigos de una fama fugaz generada por el propio medio, es allí en donde podemos dar muestras de un verdadero apoyo. Como lojanos nos sentimos orgullosos de que nuestros coterráneos continúen despegando por lo alto en este tipo de competencias que rompen fronteras regionalistas, revelando el talento en esta cuna de artistas. No nos dejemos seducir por la mera publicidad televisiva que busca lucrarse a costa nuestra. Apoyemos desinteresadamente a nuestros cantantes, músicos, bailarines, literatos, actores, pintores, sin esperar que primero lo hagan en otros puntos del país o del planeta. Seamos profetas en nuestra tierra. Que ese sea nuestro desafío. (O)