Talentos

La segunda venida
Jaime Barahona Z.
– De manera, entonces, que usted es Judas Izcariote – preguntel siquiatra Andr Fiallos, con aplomo profesional imperturbable.
– Ases doctor. Esta es mi cuadragima novena reencarnaci desde que vendal Maestro y me ahorqu
El siquiatra mircon sorna a su hipnotizado paciente.
Desde un principio Mario Jord le parecifascinante, una personalidad imponente, y sin embargo, con un angustiante trauma de culpabilidad.
Jord se hab resistido a ser hipnotizado, pero el doctor Fiallos cedia la tentaci de «dormirlo» sin su consentimiento. La curiosidad del cientico hab vencido a la ica. Total, nadie lo sabr.
– Escuche doctor, es invaluable el servicio que ha dado usted a un espitu atormentado durante dos milenios.
– No se a lo que se refiere – dijo el siquiatra.
– Doctor, luego de los sucesos de Getseman tuve que recurrir al suicidio, era necesario, era lo que hab que hacer, no hab salida. Pero cuando abandonel cuerpo, el trauma de la muerte por asfixia y por suicidio dislocaron el eje de mi cuerpo espiritual, y me perd..
– Se perdi Ququiere decir?
– De pronto creque en verdad hab traicionado al Nazareno. Aslo repetn los humanos. Vagua veces sin cuerpo, penando; otras veces reencarn y mi memoria etica atormentesos cuerpos, hacidolos cometer suicidio una y otra vez. Hasta hoy. Reeencanaci 49: 7 veces 7, el nero cabaltico es el correcto.
– Pero, usted traicional Maestro – casi gritindignado el siquiatra, al tiempo que pensaba «maldita sea le estoy ddo por su lado o le estoy creyendo?».
– Lo que se cuenta es falso, pero era preciso que asse creyera – dijo Jord, con una serenidad que contagial siquiatra-. La figura de Barrab crec mucho, si su revoluci se daba, se perdern as para que LA PALABRA se tomara el mundo.
– Que fue lo que pas Porquvendia su Amigo? – preguntel siquiatra.
– Hab que apresurar las cosas. Ten que ser esa noche, por eso El, antes de terminar la cena, me envia avisar a nuestros enemigos donde iba a estar. As quedselado durante 2.000 as.
– Pero, y, por quese beso infame? Por quel suicidio?
– La noche era oscura. Ellos no lo conocn, era un grupo de legionarios reci llegados de Roma, ni siquiera hablaban arameo, yo ten que selselos de manera determinante. Luego de la entrega yo ten que ahorcarme, era la ica manera de ponerle a la trama el punto de quiebre definitivo. Asimpresionamos a los romanos, ellos llevarn por el mundo la historia del hombre santo que fue traicionado por su amigo, quien luego se suicid fue un golpe de dramatismo… eeeh… co llamarlo?.. Ah, si: Marketing.
– Pero el precio fue la infamia para usted durante todo este tiempo. Es injusto.
– No lo crea, El es Ser de Justicia. Ahora que su segunda venida estcerca (las seles est dadas), vendrmi reivindicaci. El estcerca. Por eso he vuelto yo tambi. Gracias doctor, gracias por hacerme volver.
Sin decir m, abruptamente, Mario Jord-Judas Izcariote se levanty salidel consultorio.
El doctor Fiallos se quedsumido en profundos pensamientos, tan sombrs como el ambiente que lo rodeaba. Se acerca la ventana, corrilas cortinas, y vio pasmado que el cielo se hab vuelto rojo.

Ed
JosLuis Vquez
Tus huesos, mis venas, tu piel
unionse al aire para ser vendaval,
y, en un soplo resucitador sobre m
llegaron al Ed de latidos furtivos;
ah donde las canas sabias del vivir
recorren la tempestuosa existencia
por cada respiraci muerta,
en el frenesde hechiceros rojos,
que danzan al verso de nuestro aliento,
mi alma, tu espitu, mi er,
en procesi de duendes y hadas.
al ritmo de resplandeciente espasmo,
levantaron su mirada para decir:
«las estrellas, los cometas y la luna
nos desean en la oscuridad»
en contra de ti
pero no regresar,
tus dedos, mis ojos, tu ser
despojonse de toda vana altivez,
y, al adentrarse en esta gida fiebre
sin meditar, con temor al ansiado caos,
queriendo hallar el pan (puesto en ata),
rozaron el algod de dulce parao!
conservando entre los fluidos del mar
amparados por el asfixiante Poseid,
no te sofocas con el tridente en el cielo?
tu conciencia, mis ideas, tus valores
son un misterio por ser peques,
y cruzan laberintos de humo y niebla
que, al partir, salen con mundanos geles
disfrazados de bellos celestiales demonios,
desgarrando su silencioso grito:
«la arena, la arcilla y el polvo
nos reclaman en la luz»
en contra de mbr>pero no regresarbr>es incierto el camino al vergel, pero
no cerremos la puerta a la gloria,
porque ella nos hareternos
mas no inmortales .

Noche de hospital
Patricio Guzm Cdenas
Loja
Mientras la soledad
furtiva y necia
de hospital.
empieza su camino
a trav de los pasillos,
y paredes grises.
es cuando a despertar
en el abandono
de un sue empiezo.

Mordisqueando caminos y viajes,
palpando palpando ilusiones,
rompiendo barrotes y fronteras
despellejando pobrezas y avatares,
descubriendo al ser mismo
Que en el interior miovive.

Noche de hospital,
jinete que en cculos galopa,
envolvidome con su manto oscuro,
para hacerme escribir
pensar y rezar
por un d nuevo,
libre de combates y muertes,
de odios y xenofobias,
de esclavitudes y prejuicios,
que convierten a la humanidad
en su propio desierto.

Noche de hospital,
agon
que carcomes asbr>mis entras de viento y fr,
adi te abandono.
me refugio como un ni
detr del sue no recordado,
pero que siento que es
el de la libertad.
El sue de la libertad!