Terrorismo


Por la mente del terrorista circulan crueles pensamientos que solo buscan la destrucción. No hay una pizca de misericordia en su corazón. Su alma perversa solo ansía el mal de su enemigo, su muerte. El castigo para un terrorista no debe ser la muerte, sino la vida. La mejor forma de retribuir su odio infinito es procurando salvar su vida. Para él la muerte es un premio por ser un soldado comprometido en una guerra llamada irónicamente “santa”. Desprecia su propia vida y la ajena. Busca la muerte, porque cree que después irá al paraíso. Perdonándole la vida se le dará tiempo para reflexionar, hasta que aprenda a respetar y valorar la de los demás.


Gustavo Vela Ycaza

CI: 17-04442266