Sin pruebas?

Carlos Vivas Armas

Revolotea en mi mente algo que es difícil de entender, no comprendo cómo dos estampas de un mismo movimiento que trabajaron juntos en varias campañas y aprovechando la decadencia de los partidos políticos, en una aparentemente armonía explotaron una época de bonanza económica para dibujar un espejismo que durante una década tuvo embobados a un montón de ecuatorianos.

Celebraron y festejaron los diez años de gobierno donde se elogiaban el uno al otro y auguraban muchos años de revolución.

De un momento a otro, este idílico matrimonio político se deshizo, cuando el uno se dio cuenta de que la mesa servida no ha sido más que una picardía del caudillo, que con lágrimas nos decía hasta luego, ya que según él es el único que podría gobernarnos y que volverá. Luego reivindica los orígenes en Montecristi y dice que todo estaba bien hasta que “dejó la política” en 2013, pero que el autoritarismo, la ineficiencia económica y la corrupción, son endosables únicamente a su excompañero.

Como una cimbra salta el aludido y dice que en realidad otro es el traidor, que como puede ser posible que le retiren del cargo a su gran amigo, a quien de gana le sentencian a prisión sin tener prueba alguna, que todo es solamente persecución.

Respecto a lo económico indica que pierden el tiempo al investigarlo por la modificación de una formulita, sin acordarse de la clase magistral que en 2016 impartió a los estudiantes de la “cato” y que además nunca se ha superado el límite de endeudamiento, y que ahora el país tienen una riqueza neta de miles de millones de dólares. Cómo puede ser posible que el sabiondo economista sea el único que no se da cuenta de la crisis en que se encuentra Venezuela, con la inflación más alta del mundo, y por el contrario diga que allí solo hay problemas económicos y de escasez.

De acuerdo a estos razonamientos, con las deudas que tengo, creo que al parecer y sin darme cuenta, me he vuelto más rico que antes de endeudarme.