Censo 2001: historias de color, folclore y civismo

Habn transcurrido 20 minutos desde que inicioficialmente el censo de poblaci y vivienda en el pa.
Por motivos de comodidad, las alumnas del colegio religioso Sagrados Corazones lucn calentador azul oscuro del colegio, zapatillas blancas; adem, ese fue el acuerdo al que llegaron con los doce profesores coordinadores del plantel. «Si hay problemas -que Dios no quiera- asserm fil para salir corriendo», dijo Erika riendo, igual que su compara Luc.
A Erika Castillo y Luc Cuesta, alumnas del colegio Sagrados Corazones, les toccensar en el cnetro histico de Quito; por eso, nos las encontramos empindose y alargdose todo lo que daba sus estaturas, intentando inilmente alcanzar el timbre eltrico del viejo port de la casa ubicada en la Calle Benalcar, a pocas cuadras del penal Garc Moreno.
El timbre se les hizo imposible, entonces optaron por golpear moderadamente; luego de varios minutos, un hombre, de unos cincuenta as, dejver su rostro a trav del empolvado ventanal del segundo piso de la vivienda, pidiendo tregua antes de bajar las gradas para atender a las chicas del censo.

-Buenos ds, por favor pasen- dijo de mal talante el iracundo hombre, selando el camino con la mano.

Pasaron al patio

Por la apariencia betusta del inmueble, una alumna le respondique prefiere realizar la consulta en el sitio donde se encontraban, en el umbral de la casa. Desde el fondo del patio, una vez femenina les saluda con la mano.
Ellas ganan confianza, entonces aceptan la invitaci. En el patio de la casa salieron dos mujeres m, una hija soltera y otra hija casada.
Castillo, estudiante de sexto a, con algo de nervios, al tiempo que saludaba urgaba la mochila buscando el formulario para llenarlo con los datos que le proporcionarn.
No demorm de un minuto para explicar el motivo de la visita, entonces descarglas preguntas. La compara observaba atenta el desenvolvimiento del proceso.

Esposa auxiliadora

En ocasiones el encuestado no recordaba ciertos datos, por lo que la esposa lo auxiliaba en las respuestas.
En intervalos, los aullidos de un desnutrido perro atado por el cuello, a un costado del amplio patio, eran los icos que alteraban la pasividad de la casa. Desde luego que en los exteriores se escuchaban las sirenas de los patrulleros y motos que vigilaban la ciudad.

M de 30 minutos

Habn transcurrido m de 30 minutos y a no conclu el censo de esa familia. Una mujer ofrecia las muchachas un jugo, pero no aceptaron, a pesar de que no habn desayunado por madrugar y conservar la puntualidad en el inicio del censo.
Con un apret de manos los censados y la alumna se despidieron, todos salieron juntos para colocar un pegante verde, que anunicaba orgullosamente que la casa ya fue censada. Las chicas habn concluo con su primera casa.
En ese preciso momento apareciun profesor coordinador del plantel, Jorge Mecs. El dijo que el principal problema en el sector fue que algunas familias colaboraban poco para atender a las alumnas, pero el problema fue superdose.

Desacatos

Cuando Erika y Luc, se disponn a censar la siguiente casa, fueron testigas de una ‘casi infracci’ a la Ley: un hombre levantla puerta metica de su tienda, disponidose a romper la disposici de inactividad comercial, pero al escuchar que un patrullero dec a trav del altoparlante que esta prohibida toda actividad comercial o deportiva durante el censo, el ciudadano bajla ‘lanfor’, guardla llaves en el bolsillo, y se fue.
En ese momento, la puerta del inmueble adjunto se abr para dar paso a las chicas…. pero esa es otra historia, que se contar en los anales del Sexto Censo de Poblaci y Quinto de Vivienda del Ecuador.