Los poderes fácticos

Patricio Valdivieso Espinosa

Dicen, que la democracia pone las reglas en las contiendas electorales, para cuyo efecto, los ciudadanos se agrupan en partidos o movimientos políticos; camino que debería: permitirnos contrastar entre las propuestas planteadas, para cubrir las necesidades más relevantes; o, agolparnos entre personas afines, sin divisiones manipuladas, ni distorsionamientos armados a través de terceras personas. Lidiar en estos campos, debería ser lo medular, para descifrar la propuesta más elocuente; pero al parecer no es así, las reglas, intentan imponerlas ciertos poderes fácticos.

Los hay de todos los tipos: los acaudalados contratistas, que financian a raudales las campañas; los iluminados, que creen ser «dueños» de la razón; los comodines, que en silencio intentan minar las nuevas alternativas, y se jactan de luchar contra los mismos de siempre -sus nuevos valen, el resto no-. Los que intentan socavar o minimizar las nuevas propuestas: critican al autoritarismo, pero solo al que ellos creen que es reprochable; escogen lo “trascendente” y pretenden marcar la agenda; incluso, crean supuestos pares, no sólo para manipularlos, sino para dividir las nuevas alternativas.

Rompamos el statu quo, si queremos que las cosas pasen; si buscamos que la política cambie el rumbo de nuestra sociedad, debemos ser auténticos y no dejarnos construir ni destruir por los expertos manipuladores. En el fondo, más allá de lo que piensen, digan o hagan; maquinen, dejen de decir o hacer, llegará el momento en que nuestra indignación, se transforme en acción. Siempre las críticas serán diversas; en realidad, ni la moneda de oro, le cae bien a todo el mundo; y, entonces, sin descartar todo lo que digan, hay que escucharlos: rescatar lo bueno, desechar lo malo.

En fin: Si no lo haces, ellos dicen: que no aportas en nada. Si lo haces sin ellos: no vale o tiene errores. Si lo haces con ellos: eres bueno, pero nunca mejor que ellos. Siempre quieren estar por encima tuyo; si no acatas su guion, te sacan de la historia. Por eso, haz lo que sientas, lo que te dicte el corazón; al fin y al cabo, es tu decisión. A ellos, les interesará realmente: sólo si llena su ego, si les beneficia, si no los contradices, si te dejas construir, si te dejas manipular. La verdadera diferencia, se logra siendo auténticos; el camino se construye abriendo brechas, saltando obstáculos, venciendo retos. (O)

[email protected]