12 de octubre

Tras la invasión y el dolor, el oprobio persiste; la Pinta, la Niña y la Santa María, son los nombres de las embarcaciones en las que lo ruin, la peste del fascismo dominante en Europa, con la bendición de “Roma”, escarnio del alma y del cuerpo, con el que la humanidad bestializada, desata en su entorno, en toda dirección; globaliza la cruz y el método de sangre e imbecilidad, en el que la consciencia mundial, se mantiene envuelta cual enfermo mental en camisa de fuerza.

Aplican sedantes y castigos, e inducen, en la desazón y el cansancio, espejismos embalsamados en un supuesto destino, donde existimos como la grasa que empleaban para mantener encendidas sus fogatas.

En la alucinación, un destello de luz se camufla, refugiando la vida, en un intento de respiro, ante la plaga que rompe en ambición desbordante.

Así lo recordamos y así lo hemos vivido; más la luz también es canto, que hoy debe ser amplificada y su notas escuchadas por todos/as, Resistencia, Libertad, Humanidad; La luz de la dignidad debe ser emancipada.

La dominación, la explotación; la invasión de Castilla y Aragón, la incursión colonial, es sostenida con el manto del capitalismo, que en similitud a las fiestas de máscaras que la nobleza infame hacía, oculta su rostro mientras desata camuflada, sus paciones.

Hoy emplea todo tipo de discurso, y vestimenta, y las “Carabelas”, han mutado en procesos electorales, aliados a estructuras militares y policiales, mientras, el discurso de la justicia sacrosanta, se emplea manteniéndonos en el espejismo.

El “doce de octubre”, debe ser la luz y el canto que levanta nuestro grito de resistencia, libertad y humanidad, rompiendo con la dominación y dirigiendo al pueblo, contra el capitalismo oligárquico y burgués. Hay que construir el Estado Obrero y Popular.