Solidaridad

César Sandoya Valdiviezo

La crisis sanitaria que vive el planeta no tiene precedentes, al menos en los últimos 100 años. Su efecto demoledor se extiende por todos los continentes acabando con vidas humanas, destruyendo la economía de los países, terminando con las fuentes de trabajo, la producción y el comercio.

Esta emergencia sanitaria causada por el covid-19 no conoce fronteras, de ahí la importancia de invocar a la solidaridad humana para cumplir con las recomendaciones de las autoridades, fortalecer los cuidados, proteger a las personas más vulnerables y pensar en los que menos tienen.

Esta pandemia está extendiendo cada vez más el sufrimiento humano de manera brutal. Su impacto crece a niveles nunca antes vistos y es casi seguro que se sentirá con más fuerza en los próximos meses, ya que causará una recesión mundial con incalculables consecuencias.

Con asombro vemos ciudades desiertas, las casas de salud públicas y privadas saturadas de pacientes, médicos, enfermeras y más trabajadores de la salud reclamando seguridad y herramientas para cumplir con su trabajo, hoteles transformados en hospitales y el virus propagándose a más ciudades y provincias del país en forma acelerada.

En ciudades como Guayaquil los sistemas de salud no dan abasto para atender los casos de coronavirus, menos todavía para realizar pruebas a personas que son parte del cerco epidemiológico, a pesar que algunos de ellos son adultos mayores, un sector vulnerable a contagiarse del virus.

La emergencia sanitaria que vive el mundo se traduce en una crisis humana que requiere solidaridad. La gente está en pánico, nerviosa y asustada. No hay duda que los países subdesarrollados o los más pobres serán los más afectados por esta pandemia, por carecer de recursos económicos que permitan afrontarla.

Ha llegado la hora de ser solidarios. No es el momento de rencillas, odios ni rencores. Ante esta crisis mundial, la solidaridad es el escudo protector que necesitamos para salir de ella. (O)

@SandoyaC