El testaferro de Maduro tuvo una vida de lujo y derroche

La esposa de Álex Saab participa en un acto de apoyo en Caracas.
La actual esposa de Saab, Camila Fabbri, participa en Caracas en un acto de respaldo al empresario.

La fortuna de Álex Saab creció a raíz de su conexión con el chavismo, lo que le permitió derrochar dinero en propiedades, aviones, autos y mujeres.

MIAMI. Álex Saab, preso en EE.UU. y supuesta pieza clave de los negocios del chavismo, era un empresario prácticamente desconocido hasta finales de 2011.

Pero el 28 de noviembre de ese año, su vida cambió. Firmó un contrato en presencia de los presidentes Hugo Chávez (Venezuela) y Juan Manuel Santos (Colombia) para proveer los materiales del proyecto ‘Gran Misión Vivienda’, con el que Chávez pretendía remediar el déficit habitacional en Venezuela.

El chavismo dice que se construyeron 2,6 millones de viviendas, pero fuentes de varios países dicen que es imposible. La razón es que Saab habría recibido $159 millones para dotar de los materiales y solo proveyó el equivalente a $3 millones.

El resto del dinero sería parte de los alrededor de $350 millones que la justicia estadounidense sostiene que el presunto testaferro y su socio, Álvaro Pulido (prófugo), blanquearon.

Una fortuna derrochada

El acceso a los inmensos recursos del chavismo en ese y otros negocios convirtieron a Álex Saab en un hombre muy rico. Y esto, a su vez, le dio acceso a lujos y excesos. El libro ‘Álex Saab, el hombre que se hizo multimillonario a la sombra de Nicolás Maduro’, del periodista Gerardo Reyes, revela eso.

Reyes señala, por ejemplo, que el matrimonio de Saab con su exesposa Cinthya Certain empezó a tener problemas en 2012 a raíz de los constantes amoríos del empresario, en muchos casos con modelos. Y las conquistas, Saab las lograba usando como gancho viajes en aviones privados, cenas costosas, vehículos de alta gama y renta de habitaciones en hoteles parisinos en las que, según las fuentes, pagaba hasta $5.000 por noche.

Mientras tanto, intentaba contentar a su exesposa con una casa en París y un Rolls Royce con chofer. Mientras su hijo renegaba el regalo de un Porsche, cuando había pedido un Maserati, similar al que se había obsequiado el propio Saab.

Un penthouse en Bogotá y dos departamentos en el edificio Bellagio de Barranquilla (el mismo en el que Shakira tiene un penthouse) fueron gustos que se dio en 2013.

Pero quizás la mayor excentricidad de Saab y su socio fue la compra de cuatro aviones privados desde 2012 por alrededor de $100 millones. Lujos para pocos. (LAG)