Confinamiento por covid causa hambre en China

La estrictez del encierro sorprendió a los propios ciudadanos chinos, que vivieron situaciones similares desde 2020.
La estrictez del encierro sorprendió a los propios ciudadanos chinos, que vivieron situaciones similares desde 2020.

Los habitantes de Shanghái se las ingenian para abastecerse de comida ante las prohibiciones y las fallas en los planes del Gobierno.

Redacción SHANGHÁI

Aunque China es el origen del coronavirus SARC-COV-2 y fue el país que primero se confinó por la pandemia del COVID-19, las restricciones impuestas en las zonas sometidas actualmente a nuevos confinamientos llaman la atención por su estrictez y sorprendieron a los propios ciudadanos chinos.

Esto ocurre, por ejemplo, en Shanghái, la ciudad más rica de esa nación, que enfrenta un nuevo encierro en medio de un reporte de 25 mil casos diarios de covid, la mayoría de ellos asintomáticos.

En esa metrópoli de 26 millones de habitantes, conseguir comida se ha convertido en una odisea. Y es que a diferencia de medidas similares anteriores, cuando se permitía salir de casa para abastecerse, en estos días en Shanghái es prácticamente imposible incluso efectuar pedidos a domicilio; en parte porque un buen número de los tenderos y repartidores también se encuentran confinados y, además, porque si los alrededores de 11.000 que aún trabajan ocasionalmente lo hacen, no pueden regresar a sus casas.

Soluciones de tipo comunitario

Una de las soluciones que los pobladores de Shanghái están aplicando es realizar compras conjuntas (group purchasing). Así, los habitantes de las urbanizaciones en las que se divide la ciudad han comenzado a organizarse en grupos de la popular red social WeChat -el equivalente chino de WhatsApp, censurado en China– en los que se ofertan alimentos a domicilio, pero únicamente en grandes lotes, convirtiendo así al habitual comprador minorista en un improvisado mayorista.

El hecho de que las compras conjuntas se organicen mediante ‘apps’ pone en una situación de vulnerabilidad a los ancianos que no saben utilizarlas, salvados por la solidaridad de los vecinos y voluntarios que se ponen en contacto con ellos para tratar de cubrir sus necesidades básicas.

Además, no todas las urbanizaciones tienen suficientes pobladores para realizar los pedidos y, en algunos casos, la inexperiencia de los proveedores hace que las provisiones se agoten antes de satisfacer a todos los clientes.

En todo caso, cualquier alternativa es mejor que el abastecimiento ofrecido por las autoridades y del que existen múltiples quejas. (EFE)