Murió Michael Collins, astronauta del Apolo 11

Michael Collins
Michael Collins, durante las prácticas en el modulo lunar antes de la misión espacial del Apolo 11.

El tripulante de la histórica misión espacial de 1969 fue quien se quedó en la nave mientras sus dos compañeros descendían para la exploración.

«Collins escribió y ayudó a contar la historia de los notables logros de nuestra nación en el espacio», manifestó el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, al ofrecer sus condolencias a la familia del astronauta que murió a los 90 años, después de batallar contra un cáncer.

Con su fallecimiento, el 28 de abril de 2021, el único sobreviviente de la hazaña en suelo lunar de hace 52 años es el astronauta Buzz Aldrin, quien lamentó la pérdida de su compañero.

«Querido Mike, donde quiera que hayas estado o estés, siempre tendrás el fuego para llevarnos hábilmente a nuevas alturas», expresó en su cuenta de Twitter Aldrin, de 91 años.

Un viaje histórico

Neil Armstrong, Michael Collins y Edwin Aldrin, el trio de tripulantes del Apolo 11.

En julio de 1969 alrededor de un millón de personas se congregaron en Cabo Cañaveral, en la costa este de Florida y sus alrededores, en Estados Unidos, para presenciar el lanzamiento del Apolo 11 con los tres astronautas de la agencia espacial estadounidense NASA.

Collins, Aldrin y Armstrong partieron el 16 de julio de ese año, a las 09:32 , rumbo a la Luna como parte del programa Apolo de la NASA.

Desde Florida despegó el cohete Saturno V que transportaba la nave en la que llegaron a la Luna el 20 de julio, convirtiendo a Armstrong y Aldrin en los primeros humanos en pisar la superficie lunar.

A diferencia de ambos, Collins nunca caminó sobre la Luna, se quedó atrás y piloteó el módulo de comando mientras volaba en círculos por encima.

El hombre más solitario de la historia

El retrato oficial de la NASA de Michael Collins antes de abordar la histórica misión de julio de 1969.

A Michael Collins se le conoció como «el hombre más solitario de la historia» por encargarse de la parte menos vistosa de la histórica misión Apolo 11: mantenerse en la nave mientras sus otros compañeros, Neil Armstrong y Buzz Aldrin, pisaban el suelo lunar y se tomaban fotos.

Collins se mantuvo en el módulo Columbia, orbitando a 96 kilómetros sobre la Luna, a la que describió como un «hueso de melocotón marchito y quemado por el Sol», mientras Armstrong recitaba aquello de «un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad».

Al «astronauta olvidado», como también se le conoció, aquella posición tras bambalinas no le redujo su pasión por la exploración espacial, como recordaron sus familiares en el comunicado con el que dieron a conocer su muerte, resaltando la «gracia y humildad» con la que enfrentó los desafíos a lo largo de sus 90 años de vida.

 

Michael Collins, durante una de sus últimas apariciones públicas.

«Puede que no haya recibido la misma gloria, pero fue un socio igualitario, lo que le recordó a nuestra nación la importancia de la colaboración al servicio de las grandes metas», manifestó el presidente Joe Biden. (EFE)

 

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