Países europeos pararon la aplicación de las dosis de esta farmacéutica por precaución, tras casos de trombosis en los pacientes.
Las dudas crecientes sobre la vacuna contra la Covid-19 de AstraZeneca amenazan la inmunización de millones de personas en América, sobre todo en países con una cartera reducida de vacunas y que dependen totalmente de las dosis de la farmacéutica anglo-sueca.
Alemania, Francia, Italia y España decidieron el 14 de marzo suspender de forma preventiva la vacunación con el preparado de la compañía, tras la detección de varios casos de trombosis y el fallecimiento de una de las personas afectadas, una trabajadora sanitaria noruega, hospitalizada tras recibir la primera dosis.
En todo caso, los países que han suspendido la aplicación de la vacuna de AstraZeneca han dejado la decisión final en manos de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), que anunció que el 18 de marzo se pronunciará al respecto y de forma concreta.
Entre contratos firmados y el temor
Muchos de los países de América Latina tienen contratos firmados con la farmacéutica AstraZeneca.
Brasil ya confirmó la compra de 224,4 millones de dosis, Colombia adquirió 10 millones, y México 79,4 millones con el compromiso de producir la vacuna en el país.
Una larga lista donde también están Perú, República Dominicana, Nicaragua, Ecuador, Costa Rica y Argentina.
Pero arrepentirse de la compra no es una opción. «No es que el país pueda rechazar la compra o arrepentirse. Lo que pueden hacer es recibir la vacuna y mantenerla quieta por un tiempo mientras se resuelve la situación y hay más información», explica a Efe Johnattan García Ruiz, profesor de la colombiana Universidad de los Andes y experto en salud pública.
La confidencialidad de los pactos entre gobiernos y farmacéuticas dificulta saber con detalle los acuerdos y si «por ejemplo hay alguna cláusula que permita a los países salir del negocio en caso de que haya dudas sobre la seguridad o la eficacia de la vacuna», razona el experto, con una maestría en Harvard en Salud Global.
Pero, añade, «uno esperaría que realmente el contrato esté diseñado para que no sea tan fácil de salirse ninguna de las dos partes, ni el laboratorio ni los estados».
El peligro está en que la presión mediática y de los ciudadanos, más la desconfianza, haga a los países esperar un poco a avanzar con la primera etapa de vacunación.
El mecanismo Covax, de la OMS, pretende repartir 337 millones de dosis a países de ingresos medios y bajos de todo el mundo, en una primera fase, con AstraZeneca.
Vacunas de AstraZeneca programadas para Ecuador
Marzo: 84.000 (Covax)
Abril: 336.000 (Covax)
Mayo: 390.000 (Gobierno) y 336.000 (Covax)
Junio: 390.000 (Gobierno)
Julio: 6’130.000 (Covax)
Septiembre: 4’200.000 (Gobierno)
Piden continuar usándola
AstraZeneca afirma, por ahora, que se han examinado los datos de seguridad de más de 17 millones de personas que recibieron su vacuna en la Unión Europa y el Reino Unido, donde la información «no ofrece ninguna prueba de un riesgo mayor» de eventos tromboembólicos.
Un parecer que respalda también la OMS, que pidió esta semana no ceder ante el pánico y volvió a recomendar a los países que continúen utilizándola. «Por supuesto que debemos hacer un seguimiento de todo lo que ocurre, pero no hay motivos de pánico», declaró la científica jefa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Soumya Swaminathan.
Por su parte, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) no quiso este 16 de marzo “especular sobre lo que podrían ser las conclusiones de la investigación” y defendió que, a la espera de “una evaluación científica” completa, “no se ven vínculos” causales de momento.
La directora ejecutiva de la EMA, Emer Cooke, reconoció que hay “preocupación sobre que haya un efecto en la confianza en las vacunas” después de la suspensión del uso como precaución y a la espera de los resultados de la investigación.
En todo caso, Cooke aseguró que, si los expertos creen “que hay un problema que no pueda resolverse”, no dudarán en “tomar los pasos necesarios”.