La eliminación en nuestras vidas de los derivados del petróleo y de los plásticos es uno de los grandes objetivos medioambientales actuales y en esta cruzada también participa la lana gracias a un proyecto europeo de cooperación transfronteriza.
Se trata de Lanaland, un proyecto hispano-francés coordinado por Neiker, un centro tecnológico dependiente del Gobierno vasco especializado en la creación de soluciones innovadoras para los sectores agroganadero y forestal.
El proyecto surge de la necesidad de dar salida a la lana de la oveja latxa, originaria de los territorios españoles de País Vasco y Navarra, y que desde hace unos años no tiene ningún uso.
Las ovejas, cuya leche se dedica a la producción de queso Idiazabal, son esquiladas anualmente, con lo que se consiguen unas dos mil toneladas de lana al año.
La coordinadora del proyecto, Miriam Pinto, explicó a Efe que ese volumen de lana ocupa un «espacio enorme», porque tiene una densidad de entre 20 y 50 kilos el metro cuadrado, por lo que surgió la necesidad de buscar una solución a un problema que se agravó cuando en 2016, asociado al embargo ruso, el uso tradicional de esta lana desapareció.
UNA NUEVA VIDA PARA LA LANA COMO SUSTITUTA DEL PLÁSTICO
Mientras que la lana merina tiene un uso textil evidente, porque es suave y está bien introducida en el mercado, la de latxa es lo que se conoce como lana «basta», con un micraje que dobla a la primera y unas características que hacen que sea «extremadamente áspera, lo que la excluye, a priori, de un uso directo en el mercado textil».
Uno de los cuatro proyectos concretos en los que está centrado Lanaland es la creación de material biodegradable a partir de la lana latxa. Lo que se está desarrollando ahora mismo son cintas de balizado para, por ejemplo, marcar recorridos de pruebas de trail.
Los primeros prototipos de baliza ya están fabricados y ahora los investigadores están estudiando la degradabilidad y compostabilidad del producto final.
LANA VERSUS POLIÉSTER
Otro uso posible para este excedente de lana es convertirla en un «tejido ‘no tejido'», transformarla en relleno de prendas de vestimenta laboral para condiciones ambientales «extremas» o profesiones con requerimientos especiales, por sus características hidrófugas e ignífugas.
Con estos rellenos se podrían sustituir los tradicionales rellenos de prendas de abrigo similares a los plumíferos, que están basados en el poliéster, un material sintético proveniente del petróleo.
Esto se va a hacer mezclándola con estiércol y un sustrato con carbono elevado que lo puede aportar la paja, por ejemplo. EFE
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