Flores que son un ‘milagro’ en Atacama

NATURALEZA. Fotografía del paisaje de flores en el desierto de Atacama, un fenómeno natural conocido como el Desierto Florido.
NATURALEZA. Fotografía del paisaje de flores en el desierto de Atacama, un fenómeno natural conocido como el Desierto Florido.

En una de las zonas más áridas del mundo, cada cinco años el paisaje se torna colorido por las flores.

Redacción CHILE

Algunos lo definen como un «misterio», otros como un «milagro»: cada cierto tiempo, el desierto de Atacama -en Chile- una de las zonas más áridas del mundo, se recubre con un manto de miles de flores en un vibrante y colorido espectáculo que, según los expertos, podría verse amenazado por el cambio climático.

Las lluvias son las que despiertan a las más de 900 especies de flora autóctona que durante cinco y siete años, aproximadamente, permanecen latentes, en forma de semillas o bulbos, bajo los secos suelos de la región atacameña, a 1.000 kilómetros en el norte de Santiago de Chile.

Suspiros, patas de guanaco, añañucas, azulillos, coronas de fraile o malvillas son algunas de las especies que forman parte de esta «explosión de biodiversidad», afirmó César Pizarro, biólogo de la Corporación Nacional Forestal de Atacama.

Junto a ellas, pasean guanacos que abonan el terreno y decenas de especies de aves e insectos endémicos y únicos en el planeta.

«Se trata de un evento muy inusual que muestra como un ambiente desértico y yermo esconde mucha vida oculta», sostuvo.

Lluvia de junio ‘dio una mano’

La floración, que este año se puede admirar en su máximo esplendor en un tramo de 100 kilómetros entre las localidades de Caldera y Chañaral, al borde del Pacífico, se suele dar en períodos de entre cinco y siete años, por el fenómeno climático del Niño, que hace evaporar las aguas y precipitarse.

En esta ocasión, dos inusuales y breves episodios de lluvia registrados en junio, de 12 y 17 milímetros por hora, fueron suficientes para provocar la germinación de mantos florales donde habitualmente solo hay unos escasos matojos.

Sin embargo, desde la comunidad científica apuntan a que los cambios en las precipitaciones de la última década, achacadas al cambio del clima, podría poner en peligro el futuro de este espectáculo visual, uno de los mayores atractivos turísticos de la zona. EFE

En 9 ocasiones se registró la floración desde 1980 hasta el 2017.