La deforestación vuelve a batir récords en la Amazonía brasileña

Detalle de árboles quemados en la selva amazónica, cerca de la ciudad de Apuí, al sur del estado de Amazonas, en Brasil. EFE

Entre enero y junio la selva tropical más extensa del planeta perdió 3.987 kilómetros de vegetación.

RÍO DE JANEIRO. La Amazonía brasileña batió un récord de deforestación en el primer semestre de este 2022, según datos oficiales divulgados este 8 de julio, una problemática que sigue creciendo con el Gobierno de Jair Bolsonaro, acusado de no ejercer controles sobre las actividades ilícitas que acaban con la selva.

Entre enero y junio la selva tropical más extensa del planeta perdió 3.987 kilómetros de vegetación, un 10,6% más que el mismo período de 2021, y un área equivalente a 483 canchas de fútbol, según los datos divulgados por el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (Inpe).

Solo en junio fueron destruidos 1.120 kilómetros cuadrados de vegetación nativa en esa región del país.

El sexto mes del año también batió un récord en devastación en 2022 y la cifra es un 130% más alta que la reportada en el mismo mes de 2018, antes de que el líder ultraderechista llegara al poder.

Los datos corresponden al Sistema de Detección de Deforestación de la Amazonía Legal en Tiempo Real (Deter) que, con base en imágenes satelitales, ofrece alertas anticipadas sobre las áreas que están siendo deforestadas en la Amazonía.

Este sistema capta mensualmente las alarmas sobre devastación en Brasil y difiere del Prodes, que con una técnica más sofisticada obtiene información más detallada, pero que solo emite anualmente, entre agosto y julio del año siguiente, considerado el período de referencia para la medición de la deforestación en el país.

Un periodo con alta devastación

Las cifras, no obstante, ya comienzan a preocupar a los expertos pues la tendencia muestra que la destrucción de la selva crecerá por cuarto años consecutivos, algo que los ecologistas achacan a la falta de control y fiscalización del Gobierno Bolsonaro a las actividades que acaban con la selva, como la minería ilegal o el comercio ilícito de madera.

Y es que la mayor selva tropical del planeta está perdiendo el equivalente a dos canchas de fútbol cada minuto.

Para Mariana Napolitano, gerente de Ciencias del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en Brasil, lo que está sucediendo está convirtiendo a la Amazonía en un área «vulnerable», por el impacto que la deforestación causa en la regulación del clima y las lluvias.

«Sea para nuestra agricultura o para el abastecimiento de las ciudades y también hasta para la generación de energía hidroeléctrica, de la que depende el país, es una ruta preocupante, alarmante y que necesita urgentemente ser revertida», aseguró.

De acuerdo con el Observatorio del Clima, red que agrupa a más de 70 organizaciones defensoras del medio ambiente, los datos registrados hasta el momento indican que la tasa de deforestación en 2022 sobrepasará nuevamente los 10.000 kilómetros cuadrados, una cifra que no se reportaba desde 2008 y que se volvió a ver con la llegada del líder ultraderechista a la jefatura de Estado en Brasil.

El mandatario brasileño defiende la explotación de los recursos naturales de la Amazonía, incluso en reservas indígenas donde es prohibido por ley.

Desde que Bolsonaro llegó al poder, el 1 de enero de 2019, los índices de devastación en la selva han aumentado un 73% hasta los 13.038 kilómetros cuadrados el año pasado.

La situación se debe en gran parte a que la Amazonía brasileña concentra el 72% de la extracción minera de Brasil -en su mayoría ilegal- y también es foco de criminales que arrasan con los árboles nativos pues el 99% de la madera comercializada por el país es extraída ilegalmente en esa región.

Este tipo de actividades han disparado la violencia en la selva, donde hace más de un mes fueron asesinados el periodista británico Dom Phillips y el indigenista brasileño Bruno Araújo Pereira, quienes habían viajado a una inhóspita zona en la región fronteriza con perú y Colombia para recoger informaciones para el libro que el periodista escribía sobre amenazas contra los indios, las mismas de las que había sido víctima el indigenista.

«La Amazonía está entregada a quien mata y también a quien deforesta. Hoy lo que tenemos es un área de dos campos de fútbol siendo devastados por minuto en la Amazonía y con Bolsonaro esos numeros tienden a mantenerse o hasta empeorar», aseguró Marcio Astrino, secretario ejecutivo del Observatorio del Clima. EFE