Crisis bancaria reaviva el fantasma de 2008, pero 2023 es diferente

HITO. La caída del Silicon Valley Bank, relacionado a empresas tecnológicas, disparó el problema
HITO. La caída del Silicon Valley Bank, relacionado a empresas tecnológicas, disparó el problema

La actual crisis no tiene que ver con burbujas inmobiliarias o activos basura, como hace 15 años.

Los problemas de varios bancos estadounidenses han despertado el fantasma de la crisis de 2008, un derrumbe financiero que tiene ciertas similitudes pero también muchas diferencias con la situación actual.

Los colapsos del Silicon Valley Bank (SVB) y del Signature Bank, más el rescate del First Republic a cargo de la gran banca estadounidense traen ecos de IndyMac, Bear Stearns o Lehman Brothers, nombres propios del cataclismo que desembocó en la Gran Recesión.

Origen

Las hipotecas basura, la proliferación de valores respaldados por esos préstamos y el estallido de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos se combinaron para desatar la crisis de 2008.

Ahora la crisis es principalmente de liquidez. Al contrario que hace 15 años, el activo que ha generado problemas a la banca es, curiosamente, uno de los más seguros.

La compra masiva de bonos del Tesoro a largo plazo aprovechando años de bajos tipos de interés, y su repentina pérdida de valor con la subida del precio del dinero decretada en los últimos meses por la Reserva Federal (Fed), es el principal problema.

Para entidades en posición de esperar al vencimiento de esos bonos, la situación no supone un problema, pero el SVB se vio obligado a vender buena parte de esa cartera con grandes pérdidas para poder hacer frente a las retiradas de dinero de sus clientes, principalmente empresas tecnológicas y emergentes que están pasando por los momentos más complicados tras el boom de los últimos años.

El contagio

Tras la caída del SVB, la siguiente ficha del dominó fue el Signature Bank, otra firma particular, en este caso expuesta además al sector de las criptomonedas.

Arrastrados por el pánico, muchos de sus clientes corrieron a retirar sus fondos tras la caída del SVB y las autoridades se vieron obligadas a intervenir la entidad.

Pese a esa rápida decisión de los reguladores, la preocupación ha seguido extendiéndose a otros bancos regionales estadounidenses, que se han desplomado en bolsa, y a algunos fuera del país, como Credit Suisse, que ha tenido que recibir respaldo del Banco Central Suizo y se ha anunciado su compra por otro banco de ese país.

La respuesta

En EE.UU. el caso más llamativo ha sido el del First Republic Bank, otra entidad de tamaño mediano y especializada en servir a clientes adinerados a la que los inversores identificaron como la siguiente potencial víctima por tener también muchas cuentas no cubiertas por la garantía bancaria y activos difíciles de liquidar, sobre todo, hipotecas.

El jueves, un grupo de once grandes bancos se unió para inyectar hasta 30.000 millones de dólares en la entidad y tratar de frenar así el contagio.

Entre los analistas, la idea generalizada es que, a diferencia de lo que ocurrió en la anterior crisis, ahora la gran banca no se debería ver muy afectada y la crisis debería poder contenerse.

«SVB no es Lehman y 2023 no es 2008. Probablemente no estemos mirando a una crisis financiera sistémica», opinaba esta semana en una columna el nobel de Economía Paul Krugman.

Ante los problemas, la Administración estadounidense tomó dos decisiones: además de intervenir inmediatamente al SVB y Signature, garantizó todos sus depósitos y ofreció al resto de bancos una línea de liquidez para evitar tener que deshacerse con pérdidas de bonos a largo plazo. EFE