Hipocritones e ingenuotes

A nadie llama la atención que nuestros intelectuales de todos los colores crean a pie juntillas las afirmaciones de los medios de comunicación hegemónicos sin buscar otras fuentes o cotejar versiones. Todos militan contra Trump.

Es claro que este no es un bostoniano, tiene malos modales (aunque no ciertas malas costumbres de otros allá en los EE.UU.). Llamó a la cordura el 6 de enero en la marcha hacia el Capitolio, pero le acusan de provocar el asalto a la democracia. Escuchamos a participantes en la marcha, desde profesores universitarios a amas de casa, todos pacíficos; vimos cómo los guardias les abrían las vallas y las puertas, se tomaban fotos con ellos… Pero son “terroristas domésticos”.

Sabemos que varios de los más publicitados por los medios tienen pasados obscuros y vínculos con los Antifa, pero ahora son trumpistas. Vimos cómo un agente de civil asesinó a una pacífica mujer desarmada, ni drogadicta, ni delincuente, que había entrado por la puerta al Capitolio (y, además, tenía a dos pasos a sus espaldas policías armados), pero por ella no hay dolor ni indignación. Todo porque los grandes medios tergiversan y ocultan, pero los nuestros, no sabemos si por ingenuotes, les creen a pie juntillas.

Trump no ha enviado un soldado al extranjero, ha propiciado la paz entre viejos enemigos, pero le acusan de querer iniciar una conflagración atómica; ha rebajado el número de desempleados a límites históricos, pero dicen que está contra el pueblo…

En las elecciones hubo apagones en cuatro estados cruciales, antes ganaba Trump, después se dijo que habían llegado votos solo para Harris (Biden es el burropié); votaron miles de muertos. Como los medios dicen que no hubo fraude, les creen, o fingen hacerlo los hipocritones, quienes no oyeron a Biden afirmar, en octubre, ante millones de espectadores: “Hemos conseguido montar la organización más completa y extensa de fraude electoral de la historia de la política norteamericana”.

Trump molesta por su defensa de la vida, de la nación, de la ley natural, de la fe. Además, se desmarca de los poderosos.