¿Qué se debate para las elecciones de febrero?

Las reformas del Código de la Democracia establecieron la obligatoriedad de un debate presidencial en la campaña electoral. Los 16 presidenciables lo harán en dos ocasiones. El debate debería ser de ideas, propuestas y planes de gobierno, no de fantocherías, demagogia y, en palabras simples, de “dorar la píldora”, que es lo hacen algunos inconscientes que quieren ser presidentes extrayendo oro de celulares, regalando dinero que no tienen, hablando sandeces o exportando barriles de agua.

Lejanos son los días de debates presidenciales como el que tuvieron Rodrigo Borja y León Febres Cordero en las elecciones de 1984. “Doctor Borja, míreme a los ojos”, fue la estrategia del luego presidente, tras una reñida segunda vuelta electoral. Aunque los debates no han sido obligatorios, algunas instituciones, como las Cámaras de Comercio de Quito y Guayaquil y medios de comunicación, cumplieron con ese deber cívico en el pasado.

Incomprensible que, justamente, los candidatos que están ofreciendo lo imposible, como si estuviesen en feria de pueblo o en circo de pulgas, sean los que no quieran asistir a estas contiendas preelectorales donde las personas deberían conocer qué harían ellos si llegan a Carondelet.

Pero no. Van a ser unos debates insulsos entre los otros 14 candidatos, siendo solo uno de los que asista quien tiene probabilidades de llegar a la segunda vuelta, mientras el resto son presuntuosos que quieren hacerse conocer o mejorar la hoja de vida, porque serán meras comparsas en esta inusual elección en medio de la pandemia.

Pero ojo, muchos de estos candidatos pueden ser “chimbadores”, utilizando un término deportivo, porque podrían quitar votos a quienes tienen mejores posibilidades de acceder a la segunda vuelta. Esos candidatos, sumarían entre todos no más del 1% del total de votos y serán pocos los que se repartan la mayoría de los sufragios. También hay que ver la conformación de la asamblea, con personajes de dudoso proceder, como Pierina Correa o el expresidente Bucaram.

Verdad es que los debates pueden ayudar a definir elecciones en países como Estados Unidos, donde la técnica de demolición de Donald Trump no prevaleció ante un más relajado Biden. Pero, si al final, ‘Yaku’ Pérez y ‘el llavero’ Arauz deciden no debatir porque creen que van adelante en las encuestas (y eso aconsejan los expertos), lo único que lograrán es más incertidumbre sobre lo que harían en caso de llegar a la presidencia. En el caso de Arauz, sería un “correato 3.0” con desdolarización.