Quevedo

Don Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos nació un día como hoy hace 442 años. Este hijo de funcionarios palaciegos de la Corte española es uno de los escritores, junto con Luis de Góngora, más representativos del barroco castellano, conocido como El Siglo de Oro.

Quevedo fue un tremendo polemista, un escritor irónico, burlesco y, completamente incorrecto en lo político, ya que los insultos que su cabeza maquinó llegaron a ser ejemplos de cómo se hiere, se sobaja y se caricaturiza con metáforas, retruécanos y demás figuras retóricas.

Fue un exacerbado antijudío y tuvo con Góngora una disputa muy enconada sobre lo que era el estilo de la escritura: conceptista versus culterano, las obras de Quevedo son condensaciones de filosofía, disciplina que también cultivó y a la que le dedicó varios tomos.

Sus ‘Sueños’ son las obras más destacadas de la lengua castellana, así como sus letrillas satíricas contra el propio Góngora y el comportamiento de la sociedad española en ese momento, y que aún son sentencias morales en nuestro tiempo.

Basta solo con mencionar la letrilla “Poderoso caballero es don dinero”, en la que hace notar que los que se entregan a las riquezas y no cultivan el espíritu son como los judíos que solo miran el oro. Cabe anotar que, en ese tiempo, España estaba de cacería contra los infieles que no profesaran la fe católica y muchos de los descendientes de las tribus de Abraham se volvían nuevos cristianos; contra eso peleaba Quevedo.

La novela no fue lo que más cultivó este caballero de la Orden de Santiago, pero su relato ‘La vida del buscón llamado don Pablos’ es una obra maestra en el género de la picaresca, y es uno de los primeros autores que mira al Nuevo Mundo como espacio literario de escape, pues luego de tener problemas con la justicia, don Pablos, un hidalgo venido a menos, va a América para salvarse de la prisión.

El humor, la sátira y la ironía es lo que más se puede destacar de la vida y la obra de Quevedo, quien con inteligencia y reveses idiomáticos podía insultar de la manera más elegante y de la más soez a sus contrincantes.

Sus libelos políticos fueron los ‘best sellers’ de la época, a tal grado que él mismo tuvo que denunciar su obra frente a la Inquisición para que los impresores no medraran con sus escritos. Fue la única manera de que pudiera controlar sus derechos de autor y sancionar a quienes lo esquilmaban, so pena de ser mal visto por la Iglesia.

Amigo de Lope de Vega y de Cervantes, Quevedo es uno de los satíricos más importantes de lengua castellana y quien quiera instruirse en el insulto debe hacer la ruta de Quevedo para luego tomar la de Montalvo, solo así será un insultador de fuste ingenioso y con un humor cultivado.

Feliz cumpleaños.