El duro trabajo del taxista

JORNADA. Mediante el día los taxistas se toman unos minutos a descansar para continuar con su labor.
JORNADA. Mediante el día los taxistas se toman unos minutos a descansar para continuar con su labor.

A diario los taxistas tienen la dura labor de transportar a los usuarios a diferentes localidades de Babahoyo, por lo que ciertas veces tienen que lidiar con insultos e inclusive golpes.

Regularmente muchos salen de sus hogares a recorrer las diferentes localidades y algunos de ellos de manera inesperada no han vuelto a sus casas.

En la capital de Los Ríos a diario salen cientos de conductores a laborar para poder llevar el sustento alimenticio a sus familias, por lo que muchos han estado expuestos a peligros y muchas veces no saben con quien se van a encontrar al momento de recoger las carreteras.

Cabe recalcar que en Babahoyo no solo hombres trabajan como taxistas, hoy en día también hay mujeres.

Historia

Shirley Altamirano, de 46 años de edad, es una de las mujeres que a diario sale de su casa a recorrer las diferentes localidades de la capital fluminense. Ella desde los 12 años se involucró en lo que es la conducción y servicio al cliente. Cumpliendo con su mayoría de edad, empezó a manejar como chofer profesional y hace 6 años se dedica a trabajar como taxista.

Shirley sale de su hogar a las 05:45 dejando a su hijo de 9 años al cuidado de su mamá. Ella como otras mujeres arriesgan sus vidas, por lo que a veces no tienen conocimiento a quien suben a su taxi.

Manifestó que ha tenido que tratar con usuarios que le han faltado el respeto por manejar el taxi, pues le recalcan que debería estar cocinando y no por la calle.

Además, mencionó que se ha podido dar cuenta que las mujeres no solo han sido objeto de discriminación. “Un día me tocó lidiar con un pasajero que al momento de pagarme la carrera se enojó manifestándome que no iba a pagar lo que marcaba el taxímetro y me tiro el dinero a los pies”, lamentó.

Otra historia

Geovanny Cosareli, quien hace 13 años recorre en su taxi las calles de Babahoyo, contó que a medida que han pasado los años se acostumbró al trato que a diario recibe de los usuarios, por lo que muchas veces ha llegado a convertirse en psicólogo de sus pasajeros.

“En mis años de taxista he aprendido a conocer a las personas, por lo que en ciertas veces me doy cuenta cuando el sujeto viene teniendo problemas, por lo que he tenido que pagar platos rotos recibiendo palabras inadecuadas por parte del usuario”, expresó Cosareli.

Los amigos taxistas de una manera u otra esperan recibir la compresión de los usuarios y sepan respetarlos. (KAT)