Morir con dignidad

Fabián Cueva Jiménez

En redes sociales la burla dura y mordaz por la edad de quien dirige el CPCCS-T-, contrae el espíritu y obliga a la respuesta. Réplica, sin odio ni grosería, tan solo: “Creo que el joven que escribe no llegará a viejo y si lo hace, será con plena ignorancia”.

En esta semana, frente a Julio César Trujillo ratifiqué lo que pensé sobre él: valeroso, responsable, respetuoso, serio. No deja que lo humillen, degraden o impongan, cualidades que debían ser consustanciales a todo ser humano.

Ante un digno maestro, jubilados docentes del magisterio de 2008-2009-2010, expresaron que este nuevo espacio político-social, creado por la mayoría de ecuatorianos, es desde donde se puede borrar los atropellos e injusticias cometidos contra ellos, durante la década nefasta.

Se vulneraron todos los derechos humanos declarados en todas las normas: Constitución, tratados, convenios, pactos, convenciones internacionales, menoscabando la dignidad de maestros, que por más de cuarenta años guiaron y potenciaron al más importante recurso del país: su capital humano.

Se burlaron por ser viejos y maestros, los liquidaron vital y económicamente, discriminaron a la mayoría en acciones judiciales, atendiendo positivamente a pequeños grupos, pero sentando jurisprudencia. Verbalmente y por escrito, declararon y pactaron políticamente para solucionar el problema, sin conseguirlo. Metieron también la mano en la justicia.

La base principal de la demanda, respaldada técnicamente, es el incumplimiento de la disposición transitoria vigesimoprimera de la Constitución 2008, el pago de una compensación, no abonada en su totalidad.

Déjenlos morir con dignidad, ellos formaron gente trabajadora y honrada, ellos mantuvieron con ética su profesión y merecen celebrar el 15 de junio el ‘Día Mundial del Abuso y Maltrato en la Vejez’ con una positiva respuesta.

Recuerden que el morir con dignidad es un derecho y que como Neruda dijo, repetirán: “No me cierren los ojos/ aún después de muerto/ los necesitaré aún para aprender/ para mirar y comprender mi muerte”.

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