Si un día comen, el otro no

PANORAMA. La familia atraviesa diariamente por un sinnúmero de necesidades.
PANORAMA. La familia atraviesa diariamente por un sinnúmero de necesidades.

Así de dura es la situación de la familia Murillo – Alarcón. Hay siete menores que sufren las consecuencias.

BABAHOYO.

Son siete menores que cada día se levantan sin saber si habrá un bocado de comida para satisfacer las necesidades del estómago, sin embargo, todos tienen algo en común: se preparan para estudiar.

Se colocan sus uniformes viejos, sus zapatos, alzan las mochilas al hombro y ya están listos para caminar más de una hora para poder así abordar un carro que les permita llegar a tiempo a clases, es decir, que tienen que salir a las 06:00 para estar en la escuela a las 07:00.

Este el caso de la familia Murillo – Alarcón, quienes viven sumidos en la extrema pobreza en una vetusta casa de caña ubicada el sector Monserrate, jurisdicción de la parroquia rural Febres Cordero, en el cantón Babahoyo.

MENORES. Usan sacos llenos de cualquier cosa como mesa para hacer las tareas.
MENORES. Usan sacos llenos de cualquier cosa como mesa para hacer las tareas.

Panorama

La situación es cada vez más crítica para el padre y la madre de los pequeños, puesto que están a punto de retirar a sus dos hijas mayores del colegio, pues en ocasiones no hay ni para los pasajes.

Si bien es cierto que las adolescentes tienen el deseo de estudiar, la falta de recursos es el factor que las limita. “Es por eso que estamos pensado en retirarlas a ellas para que los otros cinco puedan seguir asistiendo a la escuela. Ahora nos encontramos en esta decisión, o son las dos o los otros cinco, pero hemos decidido que los más pequeños seguirán estudiando”, expresó Rocío Alarcón, madre de los siete menores.

TOME NOTA
Quienes deseen ayudar pueden hacerlo llamar al número de celular 0959444655De acuerdo con un docente de la institución en la que se educan estos chicos, la falta de alimentación les impide que puedan concentrarse durante las horas de clase.

Pero quien más lamenta esta situación es el padre de los infantes, Arturo Murillo, pues carece de un trabajo estable que les permita darles la educación y mejores comodidades a todos sus hijos.

Y es que inclusive los pequeños deben hacer sus tareas en mesas improvisadas, que no son más que sacos llenos de cualquier cosa.

“La verdad es que a pesar de que busco trabajo no encuentro, sobre todo por esta zona. Hay veces en las que solo se trabaja dos días por semana, mientras que también hay semanas enteras en las que no se trabaja porque no hay en qué”, lamenta el jefe del hogar.

Ayudas

Esta familia es tan humilde que cuando consiguen algo de comer, lo cocinan en un deteriorado fogón que debe ser abastecido con leña seca para que los alimentos puedan tener la cocción adecuada.

En el cuarto de la vivienda hay dos camas de una plaza que sirven para que descansen los padres y los siete menores, mientras en la sala no hay más que unas cuantas figuras religiosas, a las cuales se apegan cada día para lanzar plegarias de fortaleza. “Lo único que quiero es que mi esposo tenga un trabajo estable para que podamos vivir mejor”, agregó la joven madre.

Esta familia apela también a la sensibilidad de las personas de buen corazón que deseen apoyar con lo que tengan para salir adelante. Quienes deseen ayudar pueden hacerlo llamar al número de celular 0959444655. (NDA)