111 años de sacrificio de doña Tirsa

ABUELITA DE 111 AÑOS CIUDA DE SU HIJA
EJEMPLO. Tirsa Ronquillo cuida de su hija que tiene inmovilidad en sus piernas.

La longeva, oriunda del recinto La Teresita, aún tiene energías para trabajar y cuidar de su hija que sufre de inmovilidad, desde hace varios años.

VINCES • La avanzada edad de Tirsa Marina Ronquillo Fajardo no ha sido impedimento, para que con profundo amor labre la tierra. Son 111 años que simbolizan esfuerzo, entrega y sacrificio, que sirve de ejemplo y lucha para las futuras generaciones.

Nació un 12 de mayo de 1910 y su memoria aún está lúcida, recuerda que prefirió quedarse en el campo, que migrar a la ciudad. En el recinto La Teresita, perteneciente a la parroquia rural Antonio Sotomayor, podemos encontrar a esta ejemplar vinceña.

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VALOR. La centenaria mujer aún tiene energías.

Sale de casa todos los días, para cumplir con las tareas que hace desde que era una niña. Con un ‘rabón’ en la mano, corta el monte en una pequeña parcela, donde un sombrero de ala ancha cubre su cabeza poblada de vetas plateadas.

Evita los pinchazos de los mosquitos con una camisa de mangas largas y un pantalón de tela, y el sombrero de paja toquilla, característico del agricultor, que diariamente busca el sustento para su hogar.

Heredó los terrenos de su abuelo don Juan Fajardo, y al recordar aquellos episodios le entra la nostalgia, cuando se refiere a su papá, “lo extraño mucho, aquí venía a visitarlo, y lo encontraba trabajando, yo le sembraba el maíz, lo desyerbaba, desgranaba, él nunca buscaba una desgranadora, sino que con la mano lo hacía”.

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RECUERDOS. El rostro de sacrificio reflejado en esta humilde mujer.

“A mis padres siempre le gustó el trabajo, nada querían que les regalen”, argumenta, al tiempo que en su hogar mira mucho la imagen del Divino Creador, ya que es fiel creyente.

Vive en una humilde casa de caña, y está al cuidado de su hija Pompeya, de 67 años. “Yo la cuido. Ella sufre mucho. Todos los días le duele el cuerpo”, contó.

Pompeya sufrió un infarto cerebral, y quedó con inmovilidad física. “Llora, porque siempre fue una mujer que hacía las cosas y ahora no puede”, reveló Tirsa.

Según la centenaria mujer, es Dios quien le da vida, para seguir cuidando de su hija, ya que aún se siente con fuerzas para seguir en este mundo. “No tengo ninguna enfermedad”, agregando que no le duele el cuerpo cuando sale a trabajar.

En Vinces ha llamado la atención este hecho histórico, de la longeva que a pesar de su edad tiene energías y no desmaya en su intención de seguir luchando y no dejar sola a su descendiente. (JGA)

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DUREZA. Tirsa espera que Dios la siga teniendo con vida, para cuidar de su hija.